El juez de instrucción Javier Ríos no tiene dudas: Jorge Mangeri es el “autor material” del crimen de Angeles Rawson. Según explica, “estando a solas con ella”, el portero abusó de la chica con el propósito de “accederla carnalmente”.
“Las lesiones presentes en la cara interna de rodilla izquierda y en la cara interna de ambos muslos permiten sostener que el imputado ejerció fuerza sobre dichas zonas con el objeto de separar las piernas de la víctima y así acceder a su zona genital”, explica el magistrado en el procesamiento dictado este viernes, al que accedió PERFIL. “A su vez –agrega Ríos–, la equimosis presente en la cara interna de raíz de muslo izquierdo –ingle– permite inferir que logró hacerlo y llegar a la zona paragenital. Y, por último, las lesiones presentes en el dorso de ambas manos sólo se explican por una actitud defensiva de la víctima de cubrir sus partes genitales y la violencia desplegada por el imputado sobre las manos –cuyo dorso quedaba a su frente– para quitarlas de allí”.
Para el juez, “las lesiones que presentaba el cuerpo de Angeles constituyen indicadores objetivos” de lo que sucedió el 10 de junio pasado en el edificio de la calle Ravignani.
El juez argumenta que “el cuadro de agresiones” que revela el cuerpo de la víctima coincide con el que “describe el manual de medicina legal, citado como característico en casos de abuso sexual”.
¿Por qué la mata? Según Ríos, el imputado “la ataca por la resistencia” que ofrece la víctima. “La imposibilidad de consumar el acceso carnal es lo que dio origen a la nueva decisión criminal: el homicidio. Debido a la cantidad de lesiones de extrema gravedad que le causó durante el abuso sexual, decidió quitarle la vida para ocultarlo y procurar su impunidad”.
El juez entiende que Mangeri trató a su víctima como un “objeto o cosa”. “También se debe ponderar que la víctima no sólo revestía la condición de mujer, sino que además era menor, lo que la coloca en una aún mayor situación de vulnerabilidad y cosificación. Se debe contemplar no sólo la superioridad física, sino la diferencia de edad entre el imputado y la víctima”, agrega en su decisión.
Ríos hace también un análisis de los argumentos del acusado en la indagatoria: “Sus manifestaciones lucen inverosímiles; las explicaciones sobre los mecanismos de producción de las lesiones sufridas carecen de toda lógica y se presentan como una burda maniobra para intentar alejar su clara responsabilidad en los hechos investigados”.