Alimentando nuestra neurosis diaria, fuera de la ficción de la televisión, en la realidad también tejemos nuestras propias novelas.
Hasta la más escéptica y racional de las mujeres siempre tiene un final feliz o una fantasía programada en su chip mental. Una situación donde sufriste una injusticia, un tipo que no te trató bien, alguien que hirió tus sentimientos; todos disparadores de lo que yo llamo la fantasía de la “vengadora”.
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