Un tema de estos tiempos es qué hacer con los chicos desde que van al jardín de infantes. Es bueno que ellos tengan un menú de opciones que los atraiga y que los vincule con lo artístico desde temprano, especialmente para contrarrestar el fuerte impulso tecnológico. Pero otra cosa es la agenda sobrecargada, más común en las clases medias y altas, donde hay padres que tienen poco tiempo para compartir con sus hijos y recurren a la jornada completa.
Actualmente se han invertido las cargas en el momento del desarrollo evolutivo: esto que pasa a los 4 o 5 años debería pasar en la adolescencia, cuando tienen energía de sobra y se pueden llevar el mundo por delante. Cuando los chicos hacen muchas actividades hasta muy tarde en el colegio, se estresan, se aburren o se vuelven hiperexigentes. En el consultorio vemos chicos que llegan y están agotados como adultos tras un largo día de trabajo.
Por todo esto, lo ideal es llevar un equilibrio: a partir de los 3 años podrían comenzar los primeros talleres, uno que los conecte con el cuerpo y otro con lo plástico. También es recomendable que los adultos se hagan un espacio para compartir esas actividades con ellos y que así se desarrolle el vínculo. Y siempre se debería mantener un módulo de cuatro o cinco horas libres en el día para que hagan lo que tengan ganas.
*Psicólogo y escritor, coordinador del equipo Hacer Foco.