SOCIEDAD
nuevas costumbres

Los ‘barcades’ combinan máquinas de videojuegos de los 80 con cerveza artesanal

Es una tendencia que surgió en Japón y ahora crece en la Argentina. Apuesta a un público retro que, además de salir a comer y tomar algo, quiere divertirse jugando a los fichines.

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Neón. El Destello abrió hace cinco meses en Palermo y se convirtió en un templo para los gamers y amantes de la cultura pop retro. | cedoc

“Cuando pongo una ficha para jugar al Wonder Boy vuelvo a las vacaciones en la costa con mi familia y a una infancia muy feliz. No puedo creer que estas máquinas todavía existan”, cuenta Laura Hajt (20), mientras mueve la palanca del videojuego que fue furor en los 80. Ella está en el bar El Destello, un templo para los gamers y amantes de la cultura pop retro, que junta en un mismo lugar a un E.T. tamaño real, el Delorean de Volver al futuro y una barra con cerveza artesanal.

Este fenómeno de los barcades –acrónimo de bar y arcade (máquinas de videojuegos)– tiene cada vez más adeptos.

“Recreamos el futuro que se imaginaban en 1980, en películas como Robocop, que eran punks jugando a los fichines por la noche”, cuenta Santiago Idelson, uno de los dueños de El Destello, que abrió hace cinco meses en Palermo. Idelson viajó el año pasado a Tokio, donde nació la moda de los barcades. A su vuelta, se juntó con otros cuatro socios y empezaron a buscar los arcades, que rescataron del galpón de un coleccionista. “Su período de gloria ya había pasado, pero los restauramos todos”, detalla Idelson sobre su veintena de “joyas”, entre los que se incluyen clásicos como el Street Fighter o el Pac Man.

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Hernán Sáez y Máximo Balestrini crearon en 2012 Nave, un arcade donde gana quien resiste más tiempo los ataques de enemigos. La novedad de este juego es que es único y solo se puede jugar en eventos privados.

“El primer torneo que hicimos fue en mi casa, un monoambiente de 16 metros cuadrados. Este año vamos a hacer otro en una quinta”, cuenta Sáez sobre el juego que tiene fanáticos que los siguen como groupies. “El año que viene vamos a llevar la Nave a Estados Unidos, y después a Japón”, adelanta Sáez.

En Buenos Aires, empieza a crecer la tendencia de los arcades. Feliza, en Palermo, un centro cultural LGBT, tiene una sala con diez máquinas. Otro de ellos es Arcade Club Social, creado por Emi Mihovilcevic y Anita Etcheto. Pero su dirección es secreta, hay que enviar un mensaje a través de su página de Facebook para conocerlo.