Ni PlayStations ni elaborados juegos de mesa: este año, los juguetes que “salvaron” las ventas navideñas fueron los pensados para los más chiquitos. Según informes de las cámaras jugueteras, el segmento que más creció en ventas –un 3% con respecto al año pasado, cuando el resto se mantuvo casi sin variaciones– es el de 0 a 3 años, en el que se incluyen no sólo pequeños artículos como sonajeros y mordillos, sino también juguetes didácticos –bloques, libros y muñecos de tela, entre otros– que “resultan clave para estimular el crecimiento y el aprendizaje, impulsados también por los mismos jardines de infantes”, dice Matías Furió, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CIAJ).
“Aunque el precio del ticket promedio (unos $ 300) se mantuvo igual al del año pasado, como los juguetes para niños pequeños suelen tener precios competitivos –la mayoría son de fabricación nacional–, es el segmento en el que más se gasta”, detalla. “Pueden conseguirse cosas incluso por menos de $ 100, como un kit de masas ($ 79) o un sonajero ($ 69)”, indica.
El aumento, en los últimos tres años, de las casas de artículos para bebés –que venden pañales y cochecitos, pero también juguetes para esa franja etaria– contribuyó a ese crecimiento.
Por el contrario, el segmento preadolescente –que abarca chicos de entre 8 y 12 años–, que “tradicionalmente eran quienes preferían juguetes como regalos de Navidad, cada vez los eligen menos. La tecnología juega un rol clave en ese cambio de comportamiento”, asegura Darío Mermelstein, presidente de la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (Aadeja).