Guillermo Pomi Barriola es una persona de palabra. El hombre prometió hacer un asado en su casa y cumplió. Juntó a siete invitados, los sentó en unos sillones estratégicamente ubicados frente a una chimenea, en el living de su residencia, y, al calor del fuego, todos juntos vieron arder allí mismo achuras y suculentos cortes de ternera. Práctica nunca vista por varios de los presentes, que disfrutaron de la entretenida previa en la que el asador comenzaba a cortar y repartir chorizos, el diplomático lanzaba viejas anécdotas y Silvia Eurnekian, que aportó material etílico de calidad, comentaba los pormenores de la producción de los vinos de su bodega. Relajados escuchaban los hombres PRO Oscar Moscariello, Fulvio Pompeo y Fernando De Andreis luego de la victoria electoral y a un día de que su jefe político Mauricio Macri viajara a Europa de vacaciones. Durante la charla “en serio” no faltó la mirada del empresariado local aportada por Juan Pablo Maglier y Roberto “Tato” Lanusse. Sin embargo, al pasar a la mesa principal, la tenida se descontracturó, los diálogos se degeneraron y Pomi cobró relevancia con una serie de anécdotas imperdibles. Fanático de la cocción a las brasas, el embajador contó su difícil experiencia como asador por teléfono. Sucede que un amigo suyo se instaló en su residencia con un cordero que le había ganado en una apuesta a Néstor Kirchner presionando para que alguien cociera a las brasas al animal. Nadie de los presentes en la casa sabía manejar el asunto y Pomi, de viaje en Santa Fe, tuvo que dirigir la cocción vía telefónica. Poco protocolar y con gran sentido del humor, Pomi también recordó con cierta gracia los comentarios de “Pepe” Mujica luego de su primera reunión con CFK. El presidente uruguayo lo tomó del brazo tras veinte minutos de audiencia y lo primero a lo que hizo referencia fue al carácter de su par argentina. “Pobre Néstor”, habría dicho Mujica en una anécdota que años más tarde le fue contada a la propia CFK y, según se dijo, la tomó con buen sentido del humor.
Celosa requisa. La próxima vez quizás elija regresar del exterior en su imponente yate para evitar otro mal momento como el que vivió días atrás en el Aeropuerto de Ezeiza. Ana Rosenfeld, la abogada de los famosos, regresó de Miami con su marido y encaró la zona de migraciones cargando tres valijas. Frente a las cintas de control de equipaje, se agolpaban cientos de pasajeros de los cinco vuelos cuyos arribos coincidieron en un lapso de pocos minutos. Rosenfeld esperó paciente en una de las tres filas y cuando llegó su turno, imaginó un chequeo sencillo como tantas veces. Pero parece que el personal del aeropuerto no tenía una buena noche y con dudosos modales le vaciaron las maletas a la abogada. La dama protestó por la falta de cuidado y el desprecio al que fue sometida, mientras los operarios de aduana sacaban cada prenda para inspeccionarla como si fuera material explosivo.
Príncipe en Buenos Aires. Aunque el reinado de su familia se abolió en 1918, como todo noble, Alejandro de Sajonia se mueve con su título de príncipe aunque, acorde con los tiempos que corren, se maneja como cualquier civil si bien a su alrededor a veces el tratamiento en exceso cortés suele incomodarlo. El príncipe alemán estuvo en 2010 en Chile para promover el desarrollo de la energía solar y desde hace unos días está en Argentina para continuar con esa promoción, de manera privada por supuesto. De la mano de Jorge Pereyra de Olazábal se lo ha visto almorzando en el Jockey Club y recorriendo algunos sitios turísticos, actividad esta última que considera indispensable para conocer el Buenos Aires en el que, comentó, piensa instalarse por más de un mes.
Crisis energética. Sin perder su tono sobrio, el ex presidente chileno Eduardo Frei criticó la “tecnocracia” del gobierno chileno de Sebastián Piñera. El senador y ex candidato fue el invitado principal de un agasajo organizado por la comisión directiva de la Fundación Río de la Plata en Recoleta, y en un interesante cóctel analizaba el desmoronamiento de la imagen de Piñera. Entre los anfitriones, estaban Eduardo Espósito –dueño de casa–, Carlos Negri, Rodolfo Lira, Graciela Adán, y Luis Rosales, quien horas antes había logrado una nutrida convocatoria en el Círculo de Oficiales de la Armada para presentar su último libro Otra oportunidad. La Argentina en un mundo multipolar, evento que debió ser suspendido por un corte de luz en la cuadra. La concentración de referentes de la oposición en esa presentación habilitó las sospechas de algunos presentes, que descreían de las casualidades energéticas.
Voto de confianza. Franco Macri estaba de viaje por Europa, por eso el fin de semana pasado no votó en el ballotage. Igualmente, en el Instituto Superior Sara de Ecclestone, de Dorrego al 3700, su voto no hizo falta. Allí, el PRO había encomendado la fiscalización a gente de la Dirección Operativa del Ministerio de Educación que trabaja con Esteban Bullrich, y además, en la mesa 4873 se esperaba al patriarca del clan. Pero no apareció; sí lo hizo Florencia Macri, quien emitió su voto, sonrió evitando cualquier eventual nulidad por voto cantado y, sin soltar prenda, no contestó a la chanza de uno de los fiscales de mesa. Allí, Mauricio Macri ganó por 296 contra 37 de Daniel Filmus. Quien también votó en ese colegio fue otra ex integrante de la familia, Flavia Palmiero. Respetuosa, hizo cola y esperó su turno en la mesa 4877, donde el jefe de Gobierno porteño salió también airoso con 282 votos contra 46.
Holiday on ice. Nadie en el PRO quiere hacerse cargo de la autoría intelectual. Sin embargo, con viento a favor navega la idea de que Leonardo Tusam, hijo del mentalista, haga una demostración de patín en la nueva pista de hielo, en Recoleta. Y, dicen, al mismo tiempo el hombre que casi muere dentro de un lavarropas intentará hipnotizar a las personas que se acerquen al lugar.
Camaño y sus diablitas. Muchos dirigentes agudizan el ingenio para cautivar a los votantes. Tal es el caso de Graciela Camaño, quien no ha escatimado recursos para apuntalar la campaña para la intendencia de San Martín de la lista de Gustavo Álvarez, su pollo en el distrito y, también, secretario de la Juventud del PJ. Además de poner su estructura en movimiento, ha recurrido a métodos de marketing más audaces como la irrupción de las “diablitas funebreras”, grupo de voluptuosas promotoras que con sus recorridas nocturnas enfundadas en ceñidos conjuntos de diminutas proporciones causan furor entre los jóvenes en los boliches de la zona. También las diablitas panfletean a dos manos mientras en la calle suenan desde los parlantes de una combi el hit camañista con la voz de Jorge Formento y la cortina musical de Showmatch.
Campaña peligrosa. Francisco de Narváez no para: el sábado pasado visitó Chivilcoy y Alberti, bastiones de Florencio “Heladero” Randazzo. Acompañado por su referente local, el comisario Guillermo Britos, inauguró locales partidarios. Ya en Alberti, juntos combatieron el frío comiendo pochoclo en la plaza General Arias y fueron sorprendidos con el sonido atronador de los parlantes que estratégicamente habían ubicado representantes del Frente para la Victoria en otra esquina de la plaza. Ni lerdo ni perezoso, De Narváez tomó del brazo a la candidata local, Silvina Vacarezza, y se cruzó a tomar unos mates con los contrincantes. Uno de los asistentes comentó por lo bajo: “Si saben que el comisario Britos fue el que metió preso al hijo del dueño de Covelia, Pablo González Despresbíteris, ¡acá va a arder Troya!”. Cuando salían del pueblo, tomaron por una avenida llamada Duhalde. De Narváez miró el cartel y dijo, al mejor estilo del personaje de Guillermo Francella, Pepe el Antiguo, “¡Me están cachando!”.
El coleccionista. Karina Jelinek y Leonardo Fariña, la pareja de tortolitos más buscada, están en Miami. El martes cenaron en Carpaccio, el restó más cool de Bal Harbour, y partieron en un Porsche turbo que manejaba el self made man más joven de la historia.
Carne cortada a tijera. El efecto arrastre también se verificó en las mesas de Lola. Menos de 48 horas después de que Mauricio Macri lograra su reelección en el ballotage porteño, su primer candidato a diputado por el PRO, Federico Pinedo, logró la convocatoria más numerosa del año en los tradicionales almuerzos del peronismo en el restó de Recoleta. Más de cincuenta personas llenaron el primer piso del lugar y festejaron la ocurrencia de invitado, quien presentó las tijeras amarillas que se repartirán en las internas del 14 de agosto para alentar el corte de boleta en favor de Eduardo Duhalde. Entre los comensales presentes estaban Teresa González Fernández, Archibaldo Lanús, Pascual Albanese, el juez Martín Silva Garretón, los embajadores Juan Carlos Sánchez Arnau y Rogelio Pfirter, Moisés Ikonicoff, Jorge Pirra, Walter Juan y Emilio Perina. La gran sorpresa fue la presencia del Tula, prócer del bombo justicialista, quien paladeó con buen ritmo un rol de mariscos, el pollo a la crema de puerros con puré de calabazas que le siguió y el mouse de banana del postre.
Pinky tiene banca. Por añosa o por sabia, Lidia “Pinky” Satragno siempre logra lo que se propone. Días atrás, la diputada del PRO reapareció en la Cámara baja después de largo tiempo y encontró sentado en su banca al colega Christian Gribaudo, quien, por motivos que nadie conoce, no quería dejarle el lugar. Ante la caprichosa postura del alfil PRO, la legisladora encarnó una terca defensa de su lugar, que a más de uno le recordó aquellos años en los que luchaba por “su” Matanza. Incluso Julián Obiglio y otros diputados intercedieron en la contienda, tomando partido por la dama. Ante el fracaso con sus armas dialécticas, Pinky se plantó como pilar de concreto y permaneció inmóvil por más de 15 minutos, hasta que Gribaudo se amilanó y la veterana conductora ganó por abandono la puja en el recinto.
El predicador. El candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por la Coalición Cívica, Juan Carlos Morán, se ganó el apodo de “Pastor”. Sucede que en las reuniones que el hombre va organizando por lo pueblos bonaerenses, suele reunir a los vecinos en conversación grupal y cuando alguno de los presentes se muestra desanimado o resignado respecto de temas como la situación del campo, la droga o la inseguridad, Morán intenta serenarlos, esperanzarlos y camina entre los presentes agitando los brazos como un predicador, con una verba optimista y enérgica, invitándolos a cambiar de actitud y además, claro, a votarlo.
Algo para celebrar. En una semana cargada de cenas kirchneristas en las que se hablaba, como no podía ser de otra manera, de los últimos traspiés electorales –hubo una, por ejemplo, en el Torcuato Tasso en la que coincidieron Daniel Filmus, Carlos Tomada y Agustín Rossi como invitados centrales–, al menos una de ellas contó con un motivo inapelable para festejar: un cumpleaños. El que celebró sobriamente su aniversario fue el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, hombre clave en el armado de la campaña de Filmus en la Ciudad. El convite habilitó un interesante locro en un salón de la Cooperativa Cefomar, en Chile al 1400. Allí estuvieron junto al anfitrión y su mujer brasileña, el ministro Tomada, Francisco “Tito” Nenna, Gabriela Alegra, Emilio Pérsico, y Enrique Deibe. Durante un sencillo brindis, el cumpleañero analizó la performance enel ballotTage y bromeó conla seguidilla de noticias poco felices, teniendo en cuenta su debilidad por River Plate.
Buena letra. Daniel Angelici ratificó esta semana su candidatura a presidente de Boca Juniors bendecido por Mauricio Macri. Angelici renunció a su cargo de tesorero del club el año pasado, disconforme con la renovación del contrato a Juan Román Riquelme. La bronca de los hinchas la suplió con permanentes elogios a Martín Palermo, de quien, sostenía, era un gran amigo. Pero los tiempos políticos cambiaron y Angelici pretende ser presidente xeneize en diciembre. Y para ello le recomendaron no tener conflictos con Riquelme. Por eso, obedeció los consejos y cantó ausente sin aviso en la presentación del libro Palermo. Titán del gol en el hotel Caesar Park, de Recoleta.
Derecho de admisión. Entre tantas remeras de colores, lo que menos llamó la atención en el búnker porteño del PRO el domingo pasado fue la campera amarilla del diputado salteño Alfredo Olmedo. Tan eufórico estaba el hombre que, al momento de la juerga, olvidó lo acordado previamente –le habían advertido que no participara del festejo principal– y encaró el escenario con ahínco. Tomándolo del brazo, fue un robusto morocho de seguridad quien le hizo recuperar la memoria de inmediato al salteño, quien no tuvo más alternativa que quedarse sin mover las caderas sobre la tarima, mientras por los parlantes se escuchaba la música de Gilda.