Rafael estrella: dia de la hispanidad y los primeros adioses. Decir que no hubo un funcionario de Gobierno de peso en el Día de la Hispanidad que se celebró en la Embajada de España es un tópico repetido y, por lo constante, un sello, casi un axioma que sólo será refutado cuando al menos dos funcionarios participen de tres reuniones consecutivas como ésta. Por eso, la presencia de Enrique Meyer, secretario nacional de Turismo, fue apenas un nombre más clickeado en la lista de más de 500 invitados que colmaron la carpa montada en el jardín de la magnífica residencia que, en breve, dejará el anfitrión Rafael Estrella. El mismo interés recibieron los políticos presentes, ya que con un próximo 23 de octubre tan definido y con un presente tan “desprolijo” para ellos qué interés extra podían aportar con sus análisis o comentarios Javier González Fraga, Silvana Giudici, Patricia Bullrich, Francisco de Narváez –cuya imagen más mediática que el resto no lo salva de que se quieran tomar fotos con él más por personaje público que por político–, o Ricardo Gil Lavedra –cuyo hijo, Nicolás, está recorriendo festivales de cine con Buscando finales felices, su ópera prima basada en la lucha de Estela de Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo–. O también algunos periodistas “seculares”, incluso esta vez a dos de los encuestólogos mimados del establishment –y a salvo de críticas de programa de Canal 7 porque los números son favorables– no fueron objeto de despellejo informativo de encuestas secretas y eso dio tiempo a uno de ellos a organizar con un machista una visita al Teatro Colón, ya que es anfitrión de un, ahora, ex candidato a premio Nobel de Economía que visita el país. También estuvo Mauricio Macri –vecino de la embajada, vivirá enfrente hasta fin de año–, el único político con quien el embajador ingresó a la carpa y acompañó luego a la salida.
¿Se pasó el arroz? En medio de un clima tan liviano de contenido político se buscaron temas alternativos, pero tratados de la misma manera: liviana. El ambiente era relajado, aunque Jefferson Brown, número dos de la Embajada de Estados Unidos, gambeteó –desde su casi 1,90 de altura y aspecto de pastor protestante–, con aceitado entrenamiento preguntas sobre el tema Irán y los cables que al respecto, publicó el periodista Santiago O’Donnell en reciente libro Argenleaks. Entre los invitados estuvieron Pablo Roemmers –otro vecino de la embajada desde que se mudó al Grand Bourg–, Hugo Anzorreguy, Aníbal Jozami, José Miguel Onaindia, José Luis Castiñeira de Dios, Alberto Abad, Daniel Rafecas, María Laura Leguizamón, Fulvio Pompeo, Julián Obiglio, Juan Pablo Arenaza, los embajadores de Inglaterra y de Francia, y José Martínez Suárez, presidente del Festival de Cine de Mar del Plata y mucho antes que eso director de cine y, de toda la vida, hermano de las mellizas Legrand. La anécdota del festejo, liviana para seguir a tono, fue la decepción de los invitados por la paella servida: a medida que retiraban su “ración”, la mayoría se miraba como diciendo: “¿El arroz se pasó de cocción, no?”; y discretamente la dejaban en una mesa.
Diputado en el Báltico. Parece que el viaje a la zona del Báltico que encaró el diputado Fernando Iglesias no cayó nada bien en las filas de la Coalición Cívica. Es que en el espacio recuerdan la presión que el hombre ejerció para que lo ubicaran en el segundo lugar de la lista de candidatos a diputados nacionales de la fuerza comandada por Lilita Carrió, y por eso no comprenden qué estrategia de campaña lo ha llevado a ausentarse cuando faltan menos de diez días para las elecciones presidenciales.
Ministro corredor. Mauricio Macri se mostró muy orgulloso del éxito de la nueva edición de la Maratón de Buenos Aires el fin de semana pasado. Pero mientras el jefe de Gobierno porteño hablaba para los canales de noticias sobre este clásico del deporte nacional, el que realmente le ponía el cuerpo al asunto era su ministro de Educación. Esteban Bullrich fue uno de los 7.200 corredores que se animaron a cruzar la ciudad de punta a punta en la mañana encapotada del domingo. Luego de varios meses de entrenamiento, Bullrich pudo cruzar la meta con una digna performance: a un ritmo de 6 minutos y 36 segundos por kilómetro, recorrió los 42 kilómetros; 195 metros en 4 horas, 36 minutos. Paradójicamente, uno de los momentos más duros fue el cruce del viaducto inaugurado por la gestión macrista sobre la avenida Sarmiento, cuya pendiente fue una tortura para los corredores en el kilómetro 33 de la competencia.
Dietas... ¿Qué es eso? Los miembros de la Academia Argentina de Gastronomía siempre redoblaron la apuesta. Tras haber olvidado lo que es la frugalidad, se embarcaron –y lo cumplieron– en el ambicioso proyecto de realizar la guía YPF. Y ahora el esquema de almuerzos o cenas mensuales parece haber mutado a expediciones gastronómicas por el interior del país. Por caso, veinte miembros del envidiado grupo visitaron Salta para disfrutar de un intenso recorrido de sabores que comenzó con empanadas y tamales en el taller del artista salteño Mario Vidal Lozano. Desde allí, María Podestá, Ignacio Gutiérrez Zaldívar y el economista José Siaba Serrate con su mujer, Carolina, partieron raudos a la House of Jasmines, el hotel boutique o “estancia de charme”, como la llaman y que instalara Robert Duvall –casado con una salteña, Luciana Pedraza– y que ahora pertenece a un matrimonio francés. Los recibió un malbec con 15 grados de alcohol y varias docenas de empanadas con picantes, como para que nadie pasara frío. Allí se incorporaron Rodolfo Lavaque; Lucy Pescarmona, molesta por las horas de demora en los vuelos; Nicolás Keglevich y su mujer, María; Patricio Kelly; Javier Goñi; Jorge Pereyra de Olazábal; el arquitecto Pablo Sánchez Elía, y Jorge y Patricia Ortiz, propietarios de viñedos en Cafayate. Todos abordaron democrática combi para disfrutar de una cena en el restaurante Osadía, en una mansión de la familia Usandivaras decorada con muy buen gusto. Sería por el clima o por la distensión, pero el apetito de todos seguía intacto y degustaron exquisitas mollejas y una inolvidable bondiola con puré trufado. Los tintos de Lavaque y de la familia Romero –unidos por el casamiento de respectivos hijos– fueron los protagonistas. Al día siguiente hubo visita a museos, iglesias y, con la llegada de otros académicos, el jocoso grupo almorzó en un simpático almacén, donde se nutrieron con fiambres, empanadas y quesos, y se hidrataron con torrontés.
Anfitriones políticos. Este placentero tour gastronómico salteñó continuó con un agasajo del gobernador Juan Manuel Urtubey, en su residencia y con ríquisimo menú: empanadas y chivito braseado al malbec con risotto de quinua y papines andinos. Menos de dietas post viaje, se habló de todo y, ante un anfitrión político de 42 años, el tema de la renovación de dirigentes para 2015 no se soslayó. Al día siguiente y ya en Cafayate, donde inversiones extranjeras potenciaron la presencia de bodegas boutiques, hoteles, countries y la infaltable cancha de golf. Allí, en la finca El Recreo, que hace una década modernizaron y desarrollan Rodolfo y Alicia Lavaque y sus hijos. Nuevamente almuerzo y cata nocturna seguida de encendidas partidas de truco, donde Lavaque y su consuegro Romero se impusieron. Este último fue, al día siguiente, el anfitrión, junto a su esposa, Bettina, y su hijo Juan –con esposa estadounidense–, en el country La Estancia, un predio de 600 hectáreas donde, según comentaron, el 95% de los compradores son extranjeros. Al regreso, la proletaria combi quedó atrapada en un arenal –¿cuestión de peso quizá?–, que demoró unas horas el regreso al hotel boutique.
Destino: Salta. Detrás de Donald Hess, varios son los extranjeros que encontraron en Salta “su lugar en el mundo”. Una de ellas es la ex suegra de Juliana Awada: madame Barbier está dando los toques finales a la casa que se construyó en Cachi.
Nac-Estalinismo. Hubo algo de humor, bastante ironía y también mucho dato duro como para cachetear al Gobierno nacional en la noche del Paseo la Plaza. Pero no fue en uno de los shows de stand up que se realizan en el complejo habitualmente. El que animó la velada a sala llena con sus histriónicas declaraciones fue Miguel Bonasso, que presentó su último libro El Mal, en el que aborda con profundidad la relación entre el gigante minero Barrick Gold y el kirchnerismo. El diputado y periodista se despachó sin medias tintas y con su habitual euforia contra la Casa Rosada, contra el sanjuanino José Luis Gioja, y analizó además el futuro de la política vernácula. “Se vienen tiempos muy complicados para el país, y yo temo a eso que llamo estalinismo de cabotaje”, dijo Bonasso, acompañado por Pino Solanas y por la diputada de la Coalición Cívica Fernanda Reyes. El autor comentó con gracia la cantidad de veces que simpatizantes del oficialismo lo paran por la calle para señalarle que con su investigación lo único que hace es “hacerle el juego a la derecha”, y disparó con dureza contra Aníbal Fernández cuando se supo que el jefe de Gabinete ya le pidió una rectificación por algunas expresiones que le dedica en el libro. Entre el público estaban Claudio Lozano, Mario Cafiero, Alcira Argumedo y Héctor Polino.
Al fin, presentes. Los funcionarios de Cancillería que suelen escasear en los banquetes del ambiente abundaron en la recepción por el Día del Diplomático que organizó el presidente de la Apsen, Jorge Osella, en el Palacio San Martín. Se entusiasmaban algunos de los invitados con la posibilidad de que el próximo año ya no tengan que cruzarse allí con Héctor Timerman, aunque el tema se mantiene en suspenso dentro de los pasillos del ministerio. Gran recibimiento gastronómico para los invitados, entre los que se vio al secretario de Culto, Guillermo Oliveri; al jefe de Gabinete de Cancillería, Antonio Trombetta; y a Magdalena Beckh Widmanstetter (directora de Europa Comunitaria) entre otros. Quienes también disfrutaron de los sabores del bien servido cóctel fueron los embajadores Henry de Vries (Holanda), Oleksandr Taranenko (Ucrania), Pal Varga Koritar (Hungría), Ion Vilcu (Rumania) y Benaouda Hamel (Argelia) que no esquivaron las exquisiteces ofrecidas ni tampoco los supuestos atentados frustrados por Estados Unidos. Lo que no pudo frustrar nadie fue la presencia de Cynthia Hotton, que hizo gran esfuerzo por conseguir interlocutor.
Inflables. Desacartonada fiesta resultó la de la boda de Marcos Gastaldi hijo. A la hora del baile, Marcela Tinayre fue la más divertida y a la hora de las ligas, las chicas se llevaban sortijas pero lo más celebrado fue el momento de los varones: los “afortunados” que sacaban una sortija recibían a cambio muñecas inflables, que eran entregadas por el “alternativo socio” de Anabella, novia y flamante nuera de Gastaldi.
Buenos modales. Al rudo funcionario se lo conoce como “Patota”. Pero su secretaria mostró mejores modales para llamar a un periódico de importante circulación y pedir si le podían enviar una ilustración de su jefe, Guillermo Moreno, que según parece fue de su agrado y pretende que, una vez enmarcada, forme parte de su gran colección.
Moviendo la cabeza. Antes de que su peluquero la hiciera pública, la obsesión de Rubén Sobrero por el cuidado de su cabello quedó, aunque entre cuatro paredes, al descubierto. El sindicalista ferroviario fue invitado a un programa de cable y antes de entrar al estudio pidió un peine a la maquilladora y arregló su larga cabellera frente a un gran espejo. Pero al parecer no quedó conforme con su tocado pues una vez al aire, y mirándose en un monitor, no paró de corregir un rebelde erizado capilar.
Nada que festejar. Lo que en el ámbito de la Legislatura porteña se conoce como “la fiesta del año”, esta vez quedó sin efecto. Pese a las presiones de habituales invitados, Avelino Tamargo no tuvo opción y suspendió el festejo de su cumpleaños –sobre el que ya había prometido algunas sorpresas–, según se supo, debido al casamiento de una amiga que lo invitó a Acapulco.
Desayuno en San Telmo. En una de las esquinas más tangueras de Buenos Aires, hubo interesante desayuno con algunos hombres del Gobierno nacional. Fue en El Viejo Almacén y allí el que logró más atención entre medialunas y café con leche fue el ministro Julián Domínguez –¿futuro presidente de la Cámara de Diputados?– al narrar con detalles cómo fue recomponer la relación con el campo post 125. Estuvieron también algunos cuadros del peronismo como el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, quien comandaba en los 70 la unidad básica vecina, donde Domínguez hizo sus primeras armas como militante estudiantil.