Nelly Arrieta festejo por partida doble su 80º aniversario. Algunos supersticiosos esperaban por lo que podía suceder con el futuro de la humanidad. Otros, incrédulos de la palabra de aquellos charlatanes que viven de –erróneas– profecías, sólo aguardaban la llegada del 11/11/11 para celebrar los 80 años de Nelly Arrieta de Blaquier, que festejó como si verdaderamente fuese a llegar el fin del mundo, primero con una gran fiesta en el Hotel Alvear y, una semana después, con una reunión en la Casa Castañón. Allí la esperaron el jueves pasado los hermanos Mario y Roberto Guerrieri con un gran asado para sus setenta invitados, no sin pasar antes por la extraordinaria sala de recepciones con piano de cola, enorme pantalla de LCD y barra propia. Allí se instaló Nelly, y con whisky en mano –en vaso de trago largo y mucho hielo– y gran sonrisa, fue recibiendo a familiares y amigos. Con la puntualidad de varias sobrinas de la agasajada, se apersonó el director general de Repsol Argentina, Antonio Gomis Sáez, con su esposa, que ya acumula varias visitas al reducto del Bajo Flores. Ni hablar de Juan Carlos Bagó, que la semana pasada había festejado allí su cumpleaños y otra vez apareció en el lugar para cumplir con su amiga Nelly. Luciano Miguens fue otro de los que repitió visita –esta vez junto a su esposa, “Mecha”– y con idéntico ahínco atacó la soberbia mesa de quesos y las albóndigas de cordero. Corría como agua el champán cuando llegó el momento de tomar ubicaciones en las mesas del quincho para paladear los cortes de ternera siempre a punto que se ofrecen. Entre chorizos, mollejas, carré de cerdo y asado, un elegante dueño del Palacio Duhau-Park Hyatt, Juan Scalesciani, se interiorizaba en temas del Teatro Colón con Pedro Pablo García Caffi. Hubo torta con velitas y tangos a cargo de Aldo Perricone, uno de los preferidos de Nelly Arrieta a la hora de escuchar música en vivo. Con una vocalización mucho más amateur, inauguraron el feliz cumpleaños que luego cantó todo el quincho el constructor Amadeo Riva, Ñeco Cioffi –dueño del restó marplatense Viento en Popa y uno de los preferidos de la anfitriona–, Isaac Molina –presidente del balneario Ocean, cuya remodelación financió Nelly hace dos años–, Martín Cabrales y Roberto Lanusse. Faltas justificadas tuvieron Gino Bogani, con otro compromiso, y Bruno Quintana, en Punta del Este junto a su esposa, Mariel.
El segundo brindis. En el primer round del festejo de los 80 años de Nelly Arrieta en el Alvear, hubo más de 350 invitados que desafiaron los pronósticos apocalípticos y se entregaron a un menú sin supercherías. Uno de los que arremetieron contra los langostinos dispuestos para la ocasión fue Mauricio Macri, quien llegó con Juliana. El salmón entero, trozado especialmente en el lugar, también tuvo buena recepción. Mariano Grondona y Antonio Estrany y Gendre puden dar fe. Muy elogiada fue también la orquesta que cantó el cumpleaños a Nelly y que luego amenizó el baile. Entre los que se lanzaron a las pistas estuvieron Bruno Quintana –que cruzó saludos con Jorge Pereyra de Olazábal– y Carlos Ortiz de Rozas; también el embajador de España, Rafael Estrella, a Lili Sieleki y Helena Hirsch. Y por supuesto toda la familia de la anfitriona
Banquero feliz (I). Esta semana, más precisamente el viernes por la noche –al cierre de la presente edición de Espía–, Jorge Brito se convirtió en el anfitrión de los casi 800 invitados que colmaron los salones del Jockey Club de San Isidro para celebrar la boda de su hijo varón mayor, Jorge, con Gabriela Vaca Guzmán, quien se hizo conocida hace unos años por ser la novia de Aíto de la Rúa y por esto se convirtó en la mejor amiga de Shakira. Este casamiento se realiza por “etapas”: hace una semana, la pareja tuvo su ceremonia civil seguida de una reunión familiar. El viernes, con masiva concurrencia, se oficializó la unión con una megafiesta. Y finalmente, el próximo 3 de diciembre Jorge y Gabriela tendrán su boda religiosa en la iglesia de Carmelo, con posterior festejo en el Four Seasons –propiedad de los Brito– para menos invitados: sólo 400. La incógnita que se develará ese día será si, como anticipara hace unos meses la novia, Shakira estará presente.
Banquero feliz (II). Todo estaba previsto para la primera semana de diciembre pero Agustina Attias intuía que el nacimiento de su bebé se iba a adelantar. Y así fue. El miércoles 16, nació Sofía y si Tomás estaba feliz con su debut de padre primerizo, el abuelo, el banquero Jorge Sánchez Córdova fue quien más felicitaciones recibió –aunque ya tiene experiencia como abuelo– en el cóctel de fin de año que Finansur realizó en Puerto Madero.
Partido y revancha. El diputado Juan Carlos Morán siguió atento el partido entre Argentina y Colombia del martes último. No sólo por la pasión por el equipo nacional, sino además para estudiar el impacto que podía tener el terreno de juego en los jugadores. Se sabe que los colombianos eligieron el horno de Barranquilla en lugar de la tradicional plaza de Bogotá, para tratar de sacar alguna ventaja. Y el diputado está embarcado en una empresa semejante. El hombre es el encargado de fijar el lugar para el partido revancha entre el equipo que él mismo capitanea y el que integran los hombres de prensa del bloque junto al diputado Carlos Comi. En el partido de ida, la suerte fue para estos últimos, en una cancha en Barracas. A partir de ese traspié, Morán dobló la apuesta y pidió otro cotejo pero si él definía el lugar. Incluso llegó a pensar en citar a sus rivales en Bolívar, su ciudad natal, descontando una victoria por la ausencia de los rivales. Pero la idea no prosperó y la cita es el martes en lugar a confirmar.
El amo del molinete. Bastante polvareda ha levantado una medida adoptada por el vocero de Amado Boudou, Sergio Poggi. El portavoz –que cumple con el manual k de la comunicación y sólo habla con la prensa cuando le interesa– dispuso un extraño requisito para el acceso de los periodistas que visitan el Ministerio de Economía. Durante décadas, cualquier cronista podía ingresar al palacio de la calle Yrigoyen registrándose en la recepción y anunciando con qué funcionario tenía prevista un cita. Pero ahora hay que cumplir con un paso más. Sea quien fuere la persona a la que el periodista en cuestión desee visitar en el edificio, deberá contar con la autorización del propio Poggi. Y de su visto bueno depende que se mueva o no el molinete de la entrada.
Festejo belga. Por volumen y capacidad, una gran carpa en la sede de la embajada de Bélgica sorprendió a los vecinos de Palermo Chico. También a los propios invitados a la fiesta del rey de Bélgica que optó por hacer el embajador Thomas Antoine –y su muy elogiada esposa–, pese a la crisis europea y a los recortes presupuestarios. Una multitud deambulaba por los jardines del inmueble, donde se mezclaron embajadores como Guido La Tella (Italia), Rafael Estrella (España), Henry de Vries (Holanda) y Enio Cordeiro (Brasil), diplomáticos de Cancillería, empresarios como Adrián Werthein y un odontólogo de gran habilidad para las relaciones públicas, a quien le llevó pocos minutos convencer a un manojo de invitados sobre las virtudes de sus tratamientos dentales.
Literatura solidaria. Una edición solidaria invadió el salón del primer piso del reducto tanguero El Porteño. Hubo 150 empresarios y artistas que festejaron la idea de Juan Carlos Bagó de reeditar El hombre mediocre, de José Ingenieros, que pese a sus 98 años, tiene gran actualidad. El empresario junto a Luis Alberto Gold y “Nacho” Gutiérrez Zaldívar se han propuesto reeditar libros clásicos y el producido de la venta irá a entidades de bien público, como la Fundación del Hospital Fernández, entre otras. Apoyaron la iniciativa Guillermo Jaim Etcheverry y Gerardo Serra, quien se lamentaba del distanciamiento de su caballo Val Champ en el reciente premio Nacional. Como buen tanguero, Enrique Olivera dijo presente y estaba feliz de que el acto se llevara a cabo en ese reducto. Antes de partir por unos días a Uruguay, Bruno Quintana se dio una vuelta por el lugar y disfrutó de buenas empanadas y espumantes que acompañaron la velada.
Bermudas francesas. Una situación anómala sorprendió al personal del tradicional Club Francés, de Rodríguez Peña y Quintana: un señor en coloridas bermudas y camiseta atravesaba los mármoles del hall y trepaba por la espaciosa escalera, rumbo al primer piso. Si no hubiera faltado un detalle, seguramente lo habrían reconocido: era El Tula, pero sin el bombo. Y estaba allí el martes pasado porque la mesa peronista que antes se congregaba en el restaurante Lola se ha mudado a ese recoleto club. Ese mediodía hablaba allí Ramón Puerta, que aún defiende los colores del Peronismo Federal en la Cámara de Diputados. El misionero produjo lo que él llamó “una rendición de cuentas”. Fue un relato de los zigzagueos que impidieron al justicialismo disidente –y al arco opositor en su conjunto– resistir con mayor eficacia el renacimiento del gobierno K después de su derrota, en 2009. Puerta planteó la necesidad de reflexionar, de fijar una agenda positiva para reagrupar al peronismo y “al frente nacional”. Reclamó que los subsidios a los sectores más pobres no sean incompatibles con el trabajo registrado y aseguró que entre los diputados “son más los que quieren seguir la pelea que los que tiran la toalla”. Entre el medio centenar de comensales pudo verse a Diego Guelar, el estilizado Daniel “Chicho” Basile, Carlos Valenzuela, Jorge Pirra, Jorge Raventos, y Emilio Perina. La presencia de El Tula motivó la anécdota que el libro que relata su vida El Tula. El bombo de Perón, Central y la Argentina, de Roberto García Lerena, fue declarado de interés cultural por la Cámara de Diputados.
Sushi para todos. Daniel Amoroso deberá, al menos de manera circunstancial, abandonar su estricta dieta. Ocurre que el legislador fue designado presidente Mundial del Sector Juegos de Azar de la Union Network International (UNI), una organización que agrupa a 900 gremios en todo el mundo, y, amante de la cultura oriental desde su infancia –llegó a cinturón negro en karate–, prometió a su grupo de colaboradores más cercanos festejar el nombramiento con abundante sushi. Lo que nunca pensó Amoroso era que su gente iba a tomarse tan en serio la invitación, al punto que está abocada a la búsqueda de los restós de sushi más recomendados.
No voy en tren... El diputado radical Miguel Giubergia es un hombre con calle. Pese a esto, a veces prefiere manejarse por debajo del adoquinado. Eso fue lo que sucedió días atrás cuando, invitado a un programa de televisión, al diputado se lo vio esperar con paciencia la democrática y “pintoresca” formación de la Línea A en la estación Congreso. En un viejo vagón de madera bajó en Loria, y de allí caminó a los estudios de TV de la calle Esparza.
Espaldas cubiertas. Entre los coloridos personajes que suelen adornar la entrega de los premios Estímulo de reconocida escuela de periodismo, este año hubo una presencia por demás sorprendente. Mientras una sala completa del Paseo La Plaza aplaudía a los premiados, un cabizbajo Felipe Noble, seguido siempre de cerca por dos indisimulables custodios, merodeaba la concurrida galería como sin rumbo. Por fin, minutos después, el heredero pidió permiso y se animó a poner los pies sobre la alfombra roja.
Falta de aire. La Legislatura porteña invita a vivir la experiencia de ver fútbol como si se estuviese en el estadio. Al menos esa es la sensación que tuvieron varios legisladores mientras seguían por televisión desde sus despachos el encuentro entre la Selección argentina y su par de Colombia. Mientras Lionel Messi transpiraba con los 35 grados de Barranquilla, en Perú 160 un grupo de alfiles del PRO que habían finalizado una reunión para definir comisiones, sudaban al mismo ritmo que el crack argentino, víctimas del defectuoso aire acondicionado central. Entre tantos insultos para Alejandro Sabella –mientras al equipo nacional no le salían bien las cosas– no hubo quien olvidara alguna que otra “cálida” dedicatoria para el secretario administrativo del Palacio porteño, Pablo Schillagi.
Wagner a domicilio. El proyecto Colón-Ring es una versión compacta de siete horas de la Tetralogía de Wagner y fue explicada en alemán, con ilustraciones de piano y durante dos horas en la residencia de la musicóloga Cecilia Scalisi y del diplomático Max Cernadas por la joven Katharina Wagner, bisnieta de Richard Wagner y tataranieta de Franz Liszt. Entre el selecto grupo de invitados estaban María Sáenz Quesada, Georgina Ginastera, Graciela Beretervide, Guillermo Kuitca, Guillermo Jaim Etcheverry, Pablo García Caffi, Sergio Renán, Juan José Sebreli, Julio Strassera y Albino Gómez.
Sin subsidio. Aunque es un aliado clave del kirchnerismo, Claudio Cirigliano recibió un doble revés con el recorte de subsidios: el empresario sufrirá la quita de asistencia para sus transportes y, como vecino de Barrio Parque, deberá afrontar el alza en los servicios de luz y gas en su amplia mansión.