Daniel Scioli pierde a una incondicional aliada de 14 años. En Italia lo “sorprendió” el tenso clima que generó al Gobierno Hugo Moyano, casualmente una semana después de que se fotografiaran juntos en uno de los tradicionales partidos de fútbol a los que él convoca en La Ñata, vestido con la estridente casaca naranja, la de su propio equipo. Si hubiera podido extender las casi diez horas de vuelo que lo devolvieron a estas tierras, seguramente lo hubiera hecho. Pero a estas cosas Daniel Scioli está acostumbrado casi tanto como a algunos porcentajes no tan favorables que algunas encuestas comienzan a adjudicar a su gestión; cifras que, por ahora, no horadan su imagen positiva. Pero en medio de esta situación, los Scioli tuvieron una pérdida muy importante: la muerte de Diva, una perra que los acompañó durante 14 años. Los mensajes de pésame que recibió de varios de sus funcionarios dan cuenta del afecto que él, a veces, tosco gobernador sentía por esa mascota.
Perón chic. El histórico dirigente luchó durante décadas para que la Ciudad de Buenos Aires le otorgara un predio para erigir un monumento a Juan Perón. Por el momento, Antonio Cafiero ha visto cumplido su sueño de contar con algo parecido cerca de su casa, y que el fundador del Partido Justicialista tenga un busto que lo recuerde en la esquina de Unidad Nacional y Fondo de la Legua, en el corazón de San Isidro. La obra fue inaugurada días atrás, y por allí se vio a sus hijos y nietos. Estaban Santiago Cafiero, presidente del PJ en ese municipio; Francisco, funcionario de Scioli, y Juan Pablo, embajador del Gobierno en el Vaticano; también la diputada Teresa García y al camporista Marcelo Kaspar.
Menú camionero. Mientras la Justicia tramitaba la denuncia en su contra que presentó el gobierno kirchnerista y en su gremio se hablaba de un paro nacional con movilización a Plaza de Mayo, Hugo Moyano se hizo tiempo para agasajar y ser agasajado. Locro mediante, el reposo del guerrero tuvo lugar en una elegante morada de la calle San Martín de Tours, a pasos de Libertador. El camionero, acompañado de varios de los dirigentes de su “núcleo duro”, como el canillita Omar Plaini y el judicial Julio Piumato, quiso dialogar con “peronistas de la primera hora”. Fueron de la partida Rodolfo Decker (titular del mítico Club del 45), Emma Tacta de Romero, Nélida de Miguel, Haydée “Coca” Pardo, Duilio Brunello, Oraldo Britos, Roberto Disandro y Ana Macri, entre otros, mujeres y hombres que colaboraron directamente con el general Perón. La iniciativa había surgido un mes atrás, durante una comida que le ofrecieron a Moyano el círculo Causa Argentina, la Peña Eva Perón y el grupo FARO. Estos tres nucleamientos se encargaron de reunir a los veteranos con el camionero en pleno conflicto con la Casa Rosada. Este tema, lógicamente, acaparó las conversaciones. Moyano, con el asentimiento de los comensales, señaló que el Gobierno había perdido el “rumbo peronista”. Otros asistentes que participaron en la tenida, como Octavio Frigerio, Pascual Albanese, Carlos Valenzuela, Jorge Pirra y Carlos Mastrorill, plantearon la necesidad de que el peronismo vuelva por sus fueros. Hasta se habló de la convocatoria a un “congreso reorganizador”. Alguien citó al Perón de 1973, el que enfrentó a los Montoneros: “Es hora de que los peronistas vuelvan a conducir el movimiento”. Moyano prometió que ni los camioneros ni la CGT que él conduce van a aflojar “ni un tranco de pollo”.
Reencuentro. El primero en hablar fue el diputado Omar de Marchi. Pero logró más aplausos Alberto Allende Iriarte, presidente del Partido Demócrata de la Ciudad de Buenos Aires, cuando comenzó su discurso con una ironía dirigida al kirchnerismo. “Buenas noches para todos... y todas”, dijo. Fue en el Club de Criadores de Caballos de Pura Sangre, durante el lanzamiento de la Confederación Demócrata Federal, donde los dardos al oficialismo marcaron el pulso de la noche. Hubo también un tibio apoyo (con tímidas críticas) a Daniel Scioli y a Moyano, tándem al que muchos consideraron “el mal menor”. Lo más curioso, sin dudas, era la heterogeneidad de las mesas. En la principal, por ejemplo, estaba el ex presidente Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy, Eduardo Menem, Humberto Schiavoni, los ex diputados Nora Ginzburg y Jorge Enríquez, Dante Camaño, y Guillermo Moreno Hueyo, ex funcionario porteño.
Y se quedó sin foto. El miércoles por la noche, mientras se intensificaba el conflicto entre el Gobierno y el sindicato de camioneros, y el titular de la CGT, Hugo Moyano, anunciaba el paro nacional, José “Pepe” Scioli disfrutaba en primera fila de la visita de JLo al programa de El Trece Soñando por cantar. Durante su transmisión, estuvo atento a las últimas novedades del conflicto pero apagó el celular cuando la cantante portorriqueña apareció en escena. Ni Pepe ni los amigos con los que asistió al teatro de Tigre lograron la foto con la latina de caderas perfectas. Se conformaron con la mejor anfitriona de esa localidad: Malena Massa.
En busca de apoyos. Miguel de Godoy, el secretario de Medios de la Ciudad animó el almuerzo semanal del Club Francés. Entre las exquisiteces galas, intentó seducir a los peronistas presentes para sumarlos al proyecto presidencial de Macri. Entre los comensales estaban Daniel “Chicho” Basile –quien comentaba que tratará de sostener su rutina de gimnasio durante todo el invierno–, Teresa González Fernández y Mariano Caucino. El encuentro fue entretenido aunque, a decir verdad, el hombre tuvo que esmerarse porque muchos de los invitados recordaban aún el paso por el mismo lugar del diputado provincial Mauricio D’Alessandro, famoso por conducir el ciclo televisivo La corte y porque con su charla provocó controversia: algunos celebraron su estilo excéntrico; otros lo criticaron por confundir farándula con política.
Gracias por el fútbol. En una semana en la que su padre y su hermano Pablo fueron los dos integrantes de la familia Moyano con más visibilidad, Facundo, diputado y líder de la Juventud Sindical, logró que Mar del Plata apareciera empapelada con afiches de agradecimiento hacia él. Pero estos carteles no fueron colocados por ninguna agrupación kirchnerista –pese a que el joven legislador no ha quemado aún sus puentes con la Casa Rosada como el resto de su familia–, sino por los hinchas del club marplatense Alvarado. El conjunto, el segundo más importante de la ciudad después de Aldosivi, logró el ascenso al Torneo Argentino B y empapeló La Feliz para agradecer el apoyo económico que recibió del líder de los trabajadores de peajes.
Competencia familiar. Al intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, le apareció una competencia inesperada: su hermana. La senadora bonaerense Leonor Granados anunció que quiere participar como candidata a jefa comunal en las próximas elecciones, y enfrentar a su cuñada en caso de que sea necesario. La Presidenta había dicho tiempo atrás que la mujer del intendente, Dulce, debería ser candidata. Sin embargo, la hermana del alcalde dijo que no apoyaría a Dulce y adelantó que los dos apellidos Granados podrían competir en una interna. “Tuve una experiencia en 2005, y hay compañeros que me lo piden pero hay que esperar. ¡A dedo no va a ser! Vamos a tener que revalidar la confianza y el voto del ciudadano”, dijo Leonor al diario regional La Tercera.
Productiva gira. De Michelle Bachelet a Evo Morales y de éste a Rafael Correa. Con los tres y en Río+20 compartió reuniones grupales el intendente de Esteban Echevería, Fernando Grey, después de haber participado en Belo Horizonte en el encuentro de las 216 mercociudades de Latinoamérica.
Con cinta propia. El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, es un apasionado del running, al punto que en 2011 corrió los 42 kilómetros de Buenos Aires. Para no perder el ritmo, instaló una cinta para correr en su despacho que le permite optimizar el tiempo y mantener reuniones mientras se desliza al trote. Así es como mientras corre 60 minutos diarios, dialoga junto a alguno de sus asesores o mantiene reuniones con funcionarios de su cartera. Aseguran que la máquina que exhibe en su oficina le sirve para descargar tensiones. Sin embargo, algunas veces las jornadas laborales le alteran la rutina y le impiden practicar este hobbie.
La “bombonerita”. Y siguiendo con el fútbol, tras la ceremonia por el Día de la Bandera funcionarios y legisladores del PRO porteño se trasladaron hacia La Bombonerita, la cancha auxiliar de Boca donde suelen practicar los jugadores profesionales. ¿El motivo? Confraternizar y dialogar tras dejar atrás varios días de tenso clima por la interna para definir la lista de los integrantes de la Junta Directiva. El mentor de esta estrategia relajante fue Enzo Pagani, en su doble condición de legislador e integrante de la comisión directiva del club xeneize. Minitorneo con un equipo del Ejecutivo vs los legisladores; casacas boquenses para los primeros –salvo Horacio Rodríguez Larreta, quien mantuvo la de su Racing– y la de Chicago para los segundos, aportadas obviamente por Cristian Ritondo. El resultado: goleada del Ejecutivo por 4 a 0. Oscar Moscariello no jugó al fútbol pero sí participó del asado posterior que se sirvió en los quinchos.
Twitterlandia. Aunque el Twitter ha perdido cierto atractivo porque políticos como Aníbal Fernández han dejado de subir frases con picardía y por ende, generar intercambios divertidos de 140 caracteres. Hoy, la coyuntura ralentizó la actividad neuronal que potencia la ironía y pasaron a reafirmar respectivos apoyos a situaciones puntuales e inmediatas, a anunciar su presencia en pogramas que tampoco logran tener rebote mediático –salvo excepciones– y a mostrar fotos de apariciones en actos, o junto a colegas o durante su tiempo libre.
Esta semana quien ha combinado un poco de todo esto fue el ex integrante del grupo sushi y el director nacional electoral, Alejandro Tullio. El funcionario estuvo en Nueva York y subió fotos –junto a su esposa, la ex diputada de Río Negro Nidia Marsero– de su paso por la Universidad de Georgetown, por la Cumbre de las Naciones, su paseo por Little Italy, retozando ambos al sol en el Central Park, posando con el logo de la firma que creó Steve Jobs –de la que él y su esposa se declaran “fanáticos”– y ante la iglesia de Brooklyn en la que se casaron sus bisabuelos y cuya sede original, aclara, estaba a cuatro cuadras de la actual.
Santilli quiere volver. El ánimo futbolero que recorre los pasillos de los despachos porteños del PRO despertó la pasión no sólo por Boca, tierra natural de Macri. Un grupo de diputados y funcionarios de esa agrupación comenzó a armar, primero en cafés y luego en reuniones con una treintena de personas, una serie de actividades para ayudar en su díficil momento a River Plate. Con la mira puesta en 2014, cuando habrá elecciones presidenciales en Nuñez, los macristas animados por el ministro de Espacio Público, Diego Santilli (hijo de Hugo, un histórico ex presidente de la institución y también del Banco Nación durante el menemismo), ya piensan en ser la opción. Entre ellos, el jefe del bloque porteño, Fernando deAndreis, los legisladores José Luis Acevedo y Lía Rueda, y el secretario de Participación Ciudadana, Eduardo Macchiavelli, son algunos de los que se sumaron. Incluso extrapartidarios como Juan Pablo Arenaza comenzó a probar suerte en el equipo riverplatense PRO. Por lo pronto, si es que finalmente no quiere ser candidato, el ministro de Espacio Público tiene un plan B: su hermano Darío, quien milita en River desde pequeño.
El conciliador. En la última reunión del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y representantes del gobierno bonaerense y de la Ciudad, por la Agencia Metropolitana de Transporte, el funcionario demostró que en la política la palabra amistad es elástica. Randazzo cerró el encuentro diciendo: “La idea es que lleguemos a un entendimiento; con varios de los que están acá nos conocemos, está Emilio Monzó, peronista como yo, con quien hemos estado distanciados pero hemos vuelto a ser amigos”. Sin embargo, Monzó negaba la amistad con la cabeza, pero en política esos gestos no siempre tienen un único significado. Minutos después, el ministro nombró a Hugo Bilbao (portavoz del gobierno provincial) “con quien también tuvimos algunas diferencias en el pasado”, dijo. Bilbao no aguantó y lo interrumpió: “Al final te peleaste con todos los que estamos en esta mesa, no dejaste ninguno.” Después de las risas, Randazzo decidió no hablar más y se dio por terminada la reunión.