Pasa partes informativos por celular y se viste como a ella le gusta. Pide “permiso” para salir con sus amigos y la acompaña a ver Sex and the City. Le dice “patrona” o “bruja” y, aunque esté solo, habla en plural.
“Detrás de todo pollerudo hay una pollera que se teme perder”, reza la máxima popular que pasa de boca en boca en masculinas mesas de bar. Cada vez más porteños se consideran “víctimas” pero, al mismo tiempo, se quedan como están.
¿Qué significa ser pollerudo hoy? Según el licenciado Enrique Castro, psicólogo, “adjetivos como ‘pollerudo’ los coloca el que observa la situación, que en general se rige por el conocido refrán ‘ver la paja en el ojo ajeno’, pero el sujeto a quien califica así puede estar sumamente cómodo en esa posición y disfrutar de su vida como cualquier otro”.
Ana Lecumbe, socióloga, se pregunta: “¿Acaso fueron pollerudos Perón de Evita, Rosas de su hija Manuelita, Mao de su esposa Jiang Qing o, más cerca en el tiempo, Lennon de Yoko Ono? Muchas veces la sociedad magnifica acuerdos tácitos de parejas que lo que en realidad tienen no es a un fuerte y a un débil, sino a dos partes iguales”.
Más información en la Edición Impresa