A casi cinco años de la muerte de María Marta García Belsunce sus familiares más directos siguen insistiendo en la inocencia del viudo, Carlos Carrascosa. La hipótesis desarrollada por los Belsunce indica que en la muerte de la socióloga estarían directamente involucrados el vecino Nicolás Pachelo y vigiladores de la empresa Cazadores, -encargada de la seguridad en el country Carmel-, quienes habrían intentado ingresar a su casa para robarle. La familia cuestiona a Molina Pico porque nunca siguió esa línea, que estuvo en el expediente desde el principio.
Según un informe de la agencia de seguridad que se leyó durante el juicio, se mencionan seis hurtos ocurridos entre junio y julio de 2002, pocos meses antes del crimen que ocurrió en octubre de ese año. Durante ese tiempo, en Carmel, fueron robados una computadora, sillones de exteriores, herramientas, un maletín y tres bolsas con palos de golf. Luego de una investigación se determinó que Pachelo, había ido a vender a Costanera norte uno de los bolsos con palos de golf robados.
Si bien los propietarios del country habían reclamado a Cazadores por la falta de estos objetos, la denuncia no llegaba a la policía porque la empresa de seguridad le pagaba a cada uno de los socios el monto de los objetos que les habían sido sustraidos.
A lo largo de la investigación, varios empleados de Cazadores fueron llamados a declarar en la causa. Más allá de la hipótesis de la familia, hay puntos no demasiado claros con respecto al accionar de los vigiladores de la agencia el día del crimen. Según los datos recogidos, el horario en que fue asesinada María Marta coincide con el de cambio de guardia de los vigiladores de Carmel. Sobre este tema el fiscal Diego Molina Pico puso especial atención, para intentar determinar si el responsable de la muerte de la socióloga podría haber aprovechado ese momento para no ser descubierto.