Por Elsa E. Álvarez (*)
Los mandatos condicionan nuestro desarrollo, porque nos dicen qué esta bien y qué mal y cómo debemos actuar en cada circunstancia de nuestras vidas. Nos muestran y nos guían en el camino a seguir y como toda guía, nos da estructura que a su vez nos limita ya que nos impone formas rígidas y predeterminadas de quien ser, cómo actuar y eso nos resta autonomía y poder personal.
Antes de hablar de mandatos quisiera hablar de un concepto mucho más abarcativo: el Argumento. Este es un plan de vida no conciente originado en aspectos irracionales intergeneracionales, transmitidos en forma no conciente a través del Alma o Conciencia Familiar. Completada y particularizada con las expectativas del sistema actual, se enseña y aprende principalmente en forma no verbal en los primeros años y se reactiva en la adultez.