A las 7 de la mañana, Jorge Mangeri, esposado y custodiado, dejó el penal de Ezeiza. En el Palacio de Tribunales, el portero era el hombre más esperado. Alrededor de las 13.30, el encargado de Ravignani 2360 ingresó al Juzgado de Instrucción Nº 17. Se negó a responder preguntas y, en cambio, ensayó un monólogo defensivo que duró unas tres horas: aseguró que habían “violado sus derechos”, apuntó a la familia de la víctima, insistió en que sufrió un “apriete” y acusó al juez Javier Ríos de haber “plantado” ADN en su contra; razón por la que el magistrado ordenó volver a peritar las diez uñas de Angeles.
◆ “Niego rotundamente el hecho que se imputa. El lunes 10 de junio, estando en el edificio donde trabajo, desde las 6.30 a las 9.30 realicé tareas de limpieza en el hall. Vi salir a la señora Jimena (mamá de Angeles), a Juan Cruz (hermano), a (Sergio) Opatowski (padrastro). Angeles fue la última en salir, alrededor de las 8.30. En el transcurso de ese día no vi ingresar ni salir a nadie del departamento. Salvo a las 17 o 17.30 la llegada de la señora Jimena, no vi entrar a nadie. A la señora Dominga (Torres) no la vi entrar.”
◆ “A partir de esa hora, subí a desayunar a mi casa, después terminé un trabajo de pintura que hacía en mi departamento y me puse a acomodar unos muebles. Hacía una semana que estaba reparando y pintando el departamento. A la tarde me empecé a sentir mal con síntomas de gripe y fiebre y me acosté. Bajé a las 17, mi horario de trabajo, y estuve en la puerta del edifico hasta 19.30. A esa hora me retiré del edificio con mi auto a la casa de mi suegra, donde estaba mi esposa que se había quedado unos días ahí. Nos quedamos unas horas y volvimos pasadas las 12 de la noche de ese día.
◆ ”En la madrugada del jueves salí para ir a una clínica y en Ravignani, llegando a Santa Fe, se me cruza un auto con dos personas adentro, y uno armado. Me hace arrimar al auto la persona que manejaba un Polo de color oscuro. Tenía un arma negra, no sé qué tipo de arma. Me preguntan si era el encargado de Ravignani 2360 y me dijo ‘hijo de puta, vos sabés bien lo que tenés que hacer, andá a declarar y hacete cargo. Si no te va a pasar lo peor’. No sabía si volver a mi casa o ir a la clínica.”
◆ “Nos trasladaron a la fiscalía junto con mi esposa. Me obligan a colocarme el chaleco y una gorra de la Policía. Llegué muy cansado después de dos días largos, con problemas estomacales y muy asustado.”
“Nos llevaron adentro de una oficina donde había una señora rubia diciéndome que era la fiscal y dos policías, uno de nombre Martínez y un subcomisario que no recuerdo el nombre. Me hicieron sentar adelante del subcomisario y empezó un interrogatorio batallándome con preguntas, diciendo que había cosas que no se podían creer, que no podía creer lo del apriete del auto. No sé cuánto duró. No tengo noción de ese tiempo, estaba muy cansado, agotado. Después de terminar el interrogatorio, una de las cosas que pronunció la fiscal fue que a mí me pasaba de todo, que tenía mucha mala suerte y que podía filmar una película con todo lo que había pasado. A la 1 de la mañana la fiscal me comunica que terminó la declaración y se retira.”
◆ “Quedo en la oficina dos horas y media o tres horas, casi todo el tiempo con el policía. En esas tres horas me sentí apretado y amenazado. Me dijo que él sabía todo lo que había pasado, que había violado a la piba y la había matado, que la había puesto en el auto y la había tirado. Me sugirió que declarara que la chica me provocaba, que yo sin querer la golpee y la maté. Que si no íbamos a estar presos mi esposa y yo. Que lo mejor era que yo me declarara culpable porque mi mujer no podía estar presa porque estaba enferma. Muy cansado, me inculpé. Lo único que quería era irme a mi casa porque me sentía hostigado”.
◆ “Debajo de las uñas de Angeles encontraron ADN mío, no sé por qué, nunca tuvo contacto físico conmigo en ningún momento. Creo que usted o auxiliares suyos armaron esta causa y plantaron ADN mío debajo de las uñas de Angeles. Esta causa está llena de irregularidades, desapareció un anillo de la nena en la autopsia, toda la causa estuvo direccionada hacia mí desde el principio. Estuve imputado por personal policial de la fiscalía. Nunca se investigó el círculo íntimo de Angeles; yo estoy preso, mi familia está lejos sufriendo, como estoy sufriendo yo privado de mi libertad por un hecho del que no soy responsable”.
El portero habló pero dijo poco que pueda contrarrestar las pruebas en su contra. Volvió a ser esposado y trasladado a la prisión, a espera de la audiencia del jueves en la Cámara del Crimen, que decidirá sobre las nulidades planteadas por su defensa. Antes, harán una inspección en el edificio de Palermo. Mientras Mangeri declaraba, diez forenses trabajaba en la elaboración de un segundo informe que buscará responder cómo murió Angeles y si fue víctima de un intento de abuso sexual.