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Maradona DT festeja sus 48 con los deseos cumplidos

Sin signos visibles del deterioro por su adicción, en pareja y con el puesto que siempre soñó, el Diez transita su mejor etapa. Un repaso por su vida.

Maradona habría encendido un cigarro que activó la alarma.
| Cedoc

Los 48 años de Diego Armando Maradona podrían parecer una eternidad para la vida de cualquier otro mortal. Es que el Diez pasó, durante su agitada vida, por todos los estados posibles: del cielo y la gloria descendió sin escalas al infierno, se hundió en las drogas, rozó la muerte y de allí resurgió, cual ave fénix, para convertirse en el conductor de la Selección nacional y el depositario de la ilusión futbolera de todos los argentinos. Otra vez, como en el '86.

El 30 de octubre de 1960 llegó al mundo en el Policlínico Evita de Lanús el quinto hijo de Diego Maradona y Dalma Salvadora Franco. Lo bautizaron como el padre, y se lo llevaron a la modesta casa que la familia tenía en Villa Fiorito, una villa miseria ubicada en el sur del Gran Buenos Aires.

Sus primeras gambetas las lució en Los Cebollitas, la formación infantil de Argentinos Juniors, cuando tenía apenas 10 años. La magia del futuro crack comenzó a destellar desde muy temprano: a partir de su llegada, los Cebollitas estuvieron 136 partidos invictos y el “Pelusa” fue parte de esa leyenda.

Ya con 16, debutó en Primera División, el 20 de octubre de 1976 luciendo la casaca de Argentinos Juniors contra Talleres de Córdoba. De allí saltó a Boca, en donde en su primera aparición, el 22 de febrero del 81, anotó dos tantos para la victoria xeneize.

Las puertas del mundo se le abrieron en el 82 y tras dos años en el Barcelona y una gloriosa campaña en el Napoli, en el 92 llevó su destreza al Sevilla, donde jugó hasta el 93. Su carrera como jugador terminó, luego de un brevísimo paso por Newell´s, en el club de sus amores. La Bombonera fue su casa del 95 al 97, cuando se despidió de las canchas como jugador.

La cresta de la ola. Maradona conoció la gloria mundial en el 86, cuando fue figura, artífice y conductor del equipo argentino que se consagró campeón mundial en México. Desde su debut, en febrero del 77, el Diez hizo todo lo que pudo por la albiceleste, hasta jugar con un tobillo lesionado y en pésimas condiciones.

Sin embargo, en el 94 la droga le jugó una más de sus tantas malas pasadas y durante el campeonato del mundo que se disputaba en Estados Unidos Maradona fue hallado culpable, luego de un análisis antidoping, de consumir cinco sustancias prohibidas: efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina. Ese día “le cortaron las piernas”. Ese día de le vino el mundo abajo.

Maradona, noticia fuera de la cancha. El Diez, considerado el mejor jugador de todos los tiempos, no solo brilló en las páginas de los diarios por su magistral desempeño jugando al fútbol. Figura por cualquier motivo y a cualquier precio, lo consumió la droga, la noche y los excesos.

Se lo vio gordo, operado del estómago, sacado, gatillando con un rifle de aire comprimido contra un grupo de periodistas. Fue noticia por sus internaciones, por su recuperación en Cuba, por sus hijos no reconocidos, por sus amoríos, su separación y su noviazgo. Se habló de él por el estrecho vínculo que forjó con Fidel Castro,  Evo Morales y Hugo Chávez. Por su apoyo a Irán y por sus idas y vueltas con su amigo Guillermo Cóppola.

Los 48 años lo encontraron a Maradona más sereno, y con un desafío que puede llevarlo nuevamente a los titulares del mundo.