El arte es su vida y siempre fue una reformadora de conceptos. "Siempre fui rebelde", se define Marta Minujín. Su sobrina, Ana Minujín, es la presidenta del centro de estudiantes del colegio Carlos Pellegrini, que continúa tomado por reclamos referidos al nombramiento de los docentes. Y si bien no hay una relación cercana y cotidiana, asume que "comparten un gen revolucionario".
La polifacética artista, que el 7 de mayo presentará en la Plaza San Martín una Torre de Babel formada por 20 mil libros, aseguró que su "rol es el de trabajar en pos de movilizar al individuo común".
— ¿Sos una militante?
— Sin darme cuenta hago política, porque específicamente no quiero ser política, que para mí está en un nivel inferior al arte, ni tampoco me interesa la sociología. No quiero hacer eso. El arte es espiritual, intangible, ideal e inmaterial, se materializa en un momento. No tengo un objetivo político, la idea me surge de todo lado.