“Desde el principio pensamos el lugar con el concepto de la vereda. Nuestra idea era tener un local chico, primero porque nos gustaba lo que veíamos afuera en otros países, pero también porque no sabíamos el impacto que íbamos a tener, acá todavía no estaba tan fuerte la movida de la cerveza artesanal”, cuenta Pablo. Su fuerte: ofrecen hasta veinte variedades de cerveza, en dos años ya abrieron cinco locales en distintos barrios de la Ciudad, y están por abrir dos más.
Así, como ellos, muchos locales eligen cada vez más este concepto más relajado, con mesas comunitarias, barras para tomar algo de parado, pocos lugares tanto adentro como afuera para sentarse, y nada de reservas. “Para nosotros la cerveza es un lugar de encuentro informal, y la vereda tiende naturalmente a eso. Nos gusta saber que hay mucha gente que se conoció acá, y nos sorprendemos porque la demanda que tenemos se repite contra viento y lluvia, funcionamos igual en invierno y en verano”, agrega.
A pocas cuadras de ahí, en el bulevar Cerviño, hace seis meses abrió sus puertas Piba, otro bar cervecero que se sumó con un concepto similar, donde “la estrella es el bulevar”, dice Eduardo Teisaire, uno de los dueños.
“De entrada cuando abrimos teníamos la ilusión de que la gente use el bulevar, porque aparte de ser lindo tiene bancos de piedra naturales que sirven de extensión de lo que vendría a ser el pequeño salón, y lo bueno es que se dio naturalmente así. Hay una cosa fuerte donde la gente prefiere estar parada, buscan la informalidad al paso”, agrega. Allí, además de cerveza artesanal, ofrecen variedad de pinchos, con salsas gourmet, que es algo fácil para comer de parado, y apelan sobre todo a los que trabajan o viven en la zona.
“Para mi está buenísimo estar al aire libre; yo me siento mucho más cómodo en un lugar así, tomando algo con mis amigos en la calle, que en cualquier otro bar tradicional. Está bueno porque es un concepto distinto, que acá antes no estaba”, dice Julián (31), de Caballito, mientras se toma una cerveza con amigos. En la puerta de Piba, entre gente y bicicletas, se cuentan sólo tres mesas, auque la demanda es para mucho más.
“La idea de estos lugares es generar siempre un concepto de conversación colectiva, por eso acá tampoco tomamos reservas, e instalamos una barra donde podés tomar algo de parado o circular, tenemos mesas adelante, y gradas en el patio de atrás, donde se puede sentar cualquiera”, suma Agustín Schlesinger, de Avant Garten, el primer “biergarten” de la ciudad, que inspirados en la estética y estilo de Berlin, se ubica en medio de un parque, en pleno Rosedal de Palermo, en el renovado Paseo de la Infanta.
Distinto. “Para mí el éxito fue eso, implementar algo relajado, sin la estructura de tener que ir, sentarte en una mesa, pedir, esperar. Acá venis, tomas una cerveza y te sentas donde podes, eso acá no existía y lo empezaron a traer y funcionó muy bien”, aporta Lucas Arrechea (33), desde la puerta de Nola, un gastropub en Palermo, inspirado en el estilo “callejero y relajado” de Nueva Orleans, de donde es Lisa, una de las dueñas.
Nola empezó hace dos años como una propuesta distinta y enseguida se convirtió también en lugar de encuentro obligado de muchos, incluso los domingos. “Queríamos lograr un lugar con un ambiente al que nosotros nos gustaría ir, con buena música y cerveza artesanal, así nos surgió la idea del local, donde ofrecemos la cerveza que producimos y comida cajún”, cuenta Francisco Terren (33). Con cocina abierta, autoservicio y mesas compartidas, todo en el lugar apunta a lo social. “La gente se copó enseguida. Abrimos todos los días, y el público que viene es bien variado, al mediodía ves muchas familias, a la noche la vereda se llena de amigos, y de citas, para los que buscan algo má relajados, un lugar así es ideal”, dice.
Una movida gastronómica que llegó de Europa
Sentada en la vereda de Nola, en Palermo, tomando una cerveza, Isa (38), española que vive en el país, dice que le recuerda mucho a su tierra. “Estar aquí en la calle, tomando, es super relajado y me gusta eso”.
Es que la movida de los bares a la calle, o que copan las veredas es algo más bien europeo, que muchos vieron y supieron que podía funcionar acá también. En ciudades como Madrid, por ejemplo, o Londres, los bares de tapas o los famosos pubs suelen tener espacios pequeños, donde muchos eligen salir y comer o tomar al aire libre.
Así, junto con el boom de la cerveza artesanal que explotó en el último año en el país, casi todos los locales que abrieron en el último año remiten a las ciudades donde se inspiran. En On Tap, cada uno de los locales tiene un mural pintado como una ciudad de Estados Unidos, en la que se inspiran. En Nola, tanto la comida como la música son un viaje a Nueva Orleans. En el Rosedal, Avant Garten tiene una carta que remite a un verdadero beer garten alemán, donde, además de cerveza, ofrecen comida típica.