Killka es una voz indígena traducida como “Portal de entrada”, y como museo llama la atención por sus dimensiones –más de 5 mil metros cuadrados–, en perfecta sintonía con el entorno natural, el Valle de Uco, en la provincia de Mendoza. Un ámbito con matices casi sagrados, en el arte se mira con otra dimensión.
Por un lado, se encuentra la Colección Killka, integrada por una selección de obras de arte argentino de la segunda mitad del siglo XX. De esta manera sobre sus muros se suceden artistas consagrados, y no tanto, y representantes de la región. Entre los más reconocidos se destacan las obras de Nicolás García Uriburu, Rogelio Polesello, Marta Minujín, Antonio Seguí y Rómulo Macció. Por otro lado, también hay cuadros holandeses de los siglos XIX y XX.