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“Meteómanos”, los nuevos difusores amateurs del clima

Crecen los aficionados a la meteorología que persiguen fenómenos climáticos. “Juegan a ser pronosticadores”, dicen los profesionales.

Para casa. Hay estaciones meteorológicas.
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Tormentas eléctricas, rayos, inundaciones, calores extremos. Si bien el clima siempre fue uno de los temas más comunes a la hora de iniciar una conversación, los fenómenos climáticos que se vienen dando en el último tiempo sorprenden cada vez más y lo convierten en tópico obligado entre amigos, conocidos y expertos. Además, la posibilidad de registrarlos con dispositivos tecnológicos potencia el estado de alerta de los “fanáticos del clima”, que aportan a una especie de “meteomanía” cada vez más recurrente. Así, la información climática se encuentra en foros y blogs profesionales o amateurs, redes sociales, desde donde llega incluso a los noticieros, donde los meteorólogos son estrellas.
“Si graniza en Córdoba, nos llegan cien videos, y así con todo lo que pedimos. Hay un claro fanatismo, y son muchos los observadores voluntarios que hacen sus aportes”, dice el meteorólogo José Bianco. Para él, hay dos factores que hacen que la gente se interese por el clima: “uno es por miedo o fobia a las tormentas, y el otro es por los planes que puedan llegar a tener”. En su caso, la interacción con la gente es fundamental, y tiene contacto con personas que todos los días le comparten información o le hacen consultas, como dónde estudiar la carrera. Por su parte, Santiago do Rego, periodista especializado en tecnología, agrega que cuando lanzaron el segmento “TN y la gente”, el clima fue uno de los puntos centrales a tener en cuenta. “Cuando hay un fenómeno climático es cuando mejor funciona”, asegura. Así, con cada tormenta, ola de calor, o fenómenos como los rayos en Villa Gesell, se sorprenden con la cantidad de fotos que reciben. “Todo está exacerbado con el recurso tecnológico, y ahora todos juegan a ser pronosticadores, interpretan los datos, leen los radares, los colores”, agrega do Rego. Las aplicaciones en tabletas o smartphones son muchas. Rain alarm, por ejemplo, avisa cuando llueve. Yahoo weather da el pronóstico hora por hora. Perfect weather, Weather line y Accuweather son otras de las más utilizadas.
Ante este panorama, desde la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, crearon un “Blog del clima” donde suben información relacionada con el tiempo. Las lluvias del viernes, por ejemplo, fueron uno de los temas tratados. “Trabajamos con especialistas en clima y fenómenos específicos, y cada uno aporta su visión desde un conocimiento bastante fino. Vemos que hay un interés por todas las noticias que publicamos en el portal de noticias, pero las de clima son las que más impacto tienen”, dice Armando Doria, responsable de medios de la facultad. Y agrega que “al haber más información la gente advierte que hay formas de interpretarlo, o anticiparse a determinadas cuestiones, y eso tiene un valor”, dice.
Un ejemplo concreto. Si se revisa la tendencia de búsquedas en Google del mes de enero, y se compara, por ejemplo, las palabras “clima” y “sexo”, hubo días como el 23 de enero –cuando la térmica superó los 40ºC en Buenos Aires y varios puntos del país– en que el mayor pico de búsquedas correspondió a clima. Además, en varios negocios se venden cada vez más las estaciones metereológicas (artefactos usualmente utilizados en el campo), que la gente instala en sus casas para medir la temperatura interna y externa de la casa, y la humedad.
Sin embargo, los especialistas alertan ante la sobreinformación, porque en casos de personas con algún trastorno de ansiedad, o con estrés post traumático por alguna cuestión climática –como haber sufrido una inundación como la de La Plata– puede resultar contraproducente. “Esta accesibilidad nos invita a chequear tantas veces como tengamos la necesidad, haciendo que el problema persista, se mantenga en el tiempo y en vez de bajar la ansiedad la aumente”, explica la psicóloga María Cecilia Palozzo, de Ceeta.
Ahora, antes de asomarse por la ventana para ver si llueve, los fanáticos del clima miran su celular o su tablet. Y, también, lo comparten