Tanto cacarearlo, la nueva época llegó. El Big Brother metió el zarpazo y nos atrapó. Ya no hay tu tía. Sucumbe mi bello nombre Esteban (coronado, en griego) y paso a ser el primate 2.058.422.874 en la cadena de la especie. Los pringosos ingleses no han dejado de joderme la biografía desde que de los 16 a los 28 años me tuvieron de rehén en el Swift de Berisso. ¿Altri tempi? No. Mis huesos "octos" guardan recuerdo de aquellas Cámaras Frías y del número de mi tarjeta horaria a marcar: la 705. Pero ahora buscan disolverme el nombre en número más loco todavía. El Big Willy los despreciaría ¿Soportaría acaso que los amantes de Verona fueran 109.455.677 y 105.230.421?
Días atrás (y pese a calificarlo "un dato sin sentido") Gherhard Heiling, capo experto demográfico de la ONU, informó que el 1 de noviembre nació el ser humano número 7.000 mil millones."Hay un margen de error de al menos seis meses antes o después del 31 de octubre" amortiguó Heiling a la BBC. Pero la bola ya estaba lanzada. Horas después, un Paenza que nunca falta embretó a la especie en números y lanzó la invitación:
--¿Quiere saber dónde encaja usted en la historia de la humanidad? Ingrese a este link e introduzca abajo su fecha de nacimiento.
Para qué lo habré hecho. De un saque pasé a ser 2.058.422.874. Sé que soy responsable de haber arriesgado mi nombre a la marchanta pero el oficio obliga y advertí un tufillo a sociedad numéricamente organizada. A medida que se amucha el mundo se despalabra. Sospechas sobran de que algo se trama a fin de desnombrar la "indignación" y convertirla en mero número salvaje. El Homo Tecno se engolosinó y la ya densa portación de cifras que carga su identidad (es un decir) lo lleva a ser más aritmético que gramático. Hoy se ven a diario los esbozos del hombre (ya) light del siglo 21. La superpoblación obliga a tirar lastre y el humanismo recula. El modelo de Leonardo se murió y prepotea un Adonis burbujeante, indoloro y numeral. También pelado y cabezón y cortito. Tipo packman. Y esto se viene porque el hombre se va. No fabricó historia para otra cosa que para irse del habitat que no eligió. Su “¿ser o no ser?” era tramposo. Su dilema real es turístico. ¿Irse o quedarse?. El caminador primitivo y el zappeador posmoderno están unidos por la misma indicación de transito: “¿Por donde ?” “Por aquí. Todo recto”. Una data que encierra tanto dramatismo como un silencio de Beckett. Ayer en Moscú 7 hombres abandonaron su encierro total de año y medio (doble sic) en un símil de cohete pues entre los planes está irse a vivir a Marte (triple sic) ¿ Y qué son también, dioses, mitos, utopías, cuentos, si no cohetes invisibles para ir al más allá, esto es, al fuera del acá? ¿Qué, si no, las fugas de Bach, el bisbiseo en puntas de pie de Erik Satie o la invencion de la perspectiva? Ya importa un bledo ser sustentable, aunque los líderes lo reciten. Chifla ser renovable. Lástima el dato faltante: la pista siempre fue circular.
Basta echar un vistazo al jeterío del G20 para advertir que están al tanto cumpliendo por "omertá" lo que les dicta el único millón de gurúes que maneja el tinglado. Si han largado "lo del número de cada uno en la humanidad" es porque hay gato encerrado para achicar el pánico propio. Por avaricia apuraron de más la Maquinita. Murieron palanca y martillo. La mano se hizo períferica del ojo. La anterior ferretería se oxidó. Excedido de equipaje, con casi todo ya fabricado el ex Homo Faber ve anularse al que fuera su fabuloso pulgar disparador. Sólo lo usa su clon de corcho, el Homo Celularis. Tan obsedido por escapar como el otro. Y más loco, pues pretende hacerlo zambulléndose en una piscina de plasma en donde imagina, iluso, se encuentra aquel mundo sagrado que le birlaron en éste.
Y sobre llovido, mojado. Los ingleses calentando el ambiente para que nos encariñemos con su DNI mundial. Yo me avivé a tiempo y por eso les divulgo la artimaña. Ya bastantes Gungas Dines tiene el mundo. No acepten ese número. Yo lo rechacé de plano. Mi Esteban no se entrega.
(*) Especial para Perfil.com.