Los chicos eran Gustavo, Cristian, Leandro y Owen, todos tienen en común la ausencia de una figura paterna contenedora. El papá de uno de los chicos falleció y otro está preso. Además, solo uno terminó la primaria y se movían en un contexto donde la droga, el desamparo y la desesperanza, que los podría haber llevado a un final parecido. Todos vivían en el mismo barrio, a pocas cuadras de distancia.
Un pastor evangélico del barrio charló con el diario El Día de La Plata y comentó: "Acá los pibes están muy expuestos. La mayoría no estudia ni trabaja; están todo el día en la calle, en un contexto muy vulnerable". La iglesia católica fue quien, con ayuda de los vecinos que rápidamente se comprotieron, quitó una especie de “santuario” umbanda creado para rendir homenaje a los difuntos.
Una mujer que hace trabajo social en el barrio y pidió no ser identificada dijo al matutino platense que "los chicos del barrio abandonan prematuramente la escuela; se crían solos; la figura paterna prácticamente no existe. Las madres salen a trabajar y los chicos, desde muy pequeños, quedan en la calle".
Quienes trabajan activamente en el aspecto social en Villa Elvira aseguran que los chicos están constantemente expuesto a "adicciones severas, actividades delictivas, tenencia de armas, prostitución de menores, maternidad precoz". Esa serie de patologías sociales desemboca en el suicidio de los jóvenes, los cuales según datos de Nación registran una tasa de 7.2 cada 100 mil habitantes.