La cultura actual nos ofrece nuevos productos de consumo, y el crossfit es uno de ellos; aparece sin que se midan demasiado las consecuencias que pueda tener sobre el psiquismo infantil en tiempos de estructuración. Hay formas más sanas de hacer que los niños dejen la computadora, como los deportes tradicionales y los espacios de placer en familia, donde todos puedan compartir jugar con la misma pelota. El discurso del crossfit es contradictorio, ya que hablan de respetar la fisiología del cuerpo del niño respecto de su edad “pero exigiendo su rendimiento”, lo cual implica un cierto y marcado forzamiento de la capacidad física del niño. Sabemos que todo ejercicio de esfuerzo con aparatos está contraindicado hasta los 16 años, ya que hay que esperar que se consolide el crecimiento óseo.
Esta hiperexigencia a nivel físico, además, es un estilo de carácter, porque deja sus huellas en el psiquismo, por lo cual no lo recomendaría tal como se lo propone.
Todo lo que es en extremo, todo aquello que implica exceso de exigencia, muchas veces genera problemas en relación con la autoestima, pues lo de alto impacto es también altamente competitivo y nos crea el riesgo de que el niño que no logra lo que desea puede tener como consecuencia tanto enfermedades psicosomáticas para evitar hacerlo, como estados depresivos por no alcanzar la meta que se espera de él. Estas cuestiones deben ser tenidas en cuenta porque son determinantes en la formación del menor”.
*Pediatra y psicoanalista.
