La avenida de Mayo desierta, las persianas bajas sobre la calle Florida, los turistas disfrutando del sol frente a la Casa Rosada, los colectivos vacíos a paso de hombre; y ellos, los que hoy están trabajando a pesar del feriado nacional: el encargado de una confitería, el taxista, la artesana, el chico del call center y el señor de mantenimiento de un edificio.
Están los que no tienen opción, los que no se quejan y los que preferirían estar durmiendo en sus casas; y también están los que eligieron trabajar porque especulan que la recaudación con tanto extranjero circulando por la ciudad puede ser muy buena.
Antonio, que se dedica desde siempre a la gastronomía, está acostumbrado a trabajar cuando todos descansan, así que no reniega. Igual que Américo, que envuelve medialunas para los que hoy se permiten un gustito.
Pero algunos no la pasan tan bien. Fernando, por ejemplo, se queja por estar despierto desde las seis de la mañana atendiendo un maxikiosco: “La verdad que es un garrón, pero no me queda otra”, dice resignado y con cara de dormido. Igual, les desea a los que se quedaron descansando “que lo disfruten y la pasen re bien”.
En cambio, hay quienes trabajan un día feriado por conveniencia. Raúl maneja un taxi y dice que el 1º de mayo es un excelente día para trabajar porque “está lleno de turistas, así que hay que aprovechar”. Lo mismo piensa Marisa, que acomoda sus collares y aros de alpaca sobre una lona en la calle Florida a la espera de algún comprador: "Es un lindo día para que la gente salga a pasear y vea artesanías".