SOCIEDAD
Citas mltiples

Ocho minutos para seducir antes que suene una campana, y a empezar todo de nuevo

Es el método más novedoso para que quienes están solos puedan conocerse: una empresa organiza encuentros en bares para hombre y mujeres. Allí los participantes tienen 8 minutos para hacerlo hasta que deben pasar al siguiente candidato. Cobran cincuenta pesos por la inscripción. Al final de la noche, se entrega una planilla con las opiniones sobre las personas conocidas. Si hay coincidencias les dan los mails para que sigan el vínculo.

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TIEMPO LMITE. Segn estudios cientficos, en pocos minutos una persona puede decidir qu tipo de relacin quiere tener con otra. | Cedoc

Ferchu y James se acomodan en un sillón. Cecilia y Osqui miran con desconfianza. Algunas mujeres que van llegando se arriman y conversan entre sí. En un bar de Buenos Aires, solos y solas buscan compañía, pareja, amigos y/o amantes. Ellos comentan sobre ellas y ellas, sobre ellos. Los más retraídos observan desde su lugar. Algunos se saludan. Todos están ansiosos. La reunión de “speed dating” está por comenzar. Esta puede ser una noche de suerte.

La coordinadora explica la mecánica del encuentro, hace sonar las campanas y ¡empieza el juego! Quince damas se ubican, cada una, en una mesa. Quince caballeros eligen a una mujer con quien empezar a conversar. A partir de ese momento, tienen ocho minutos para conocerse. Hasta que suenen nuevamente las campanas y cada hombre tenga que pasar a la mesa siguiente, para hablar con otra mujer.

“La idea de organizar citas rápidas surgió en 2002, con el crecimiento de los singles a nivel mundial. Hay mucha gente sola que tiene ganas de divertirse, relajarse y relacionarse, pero no hay ámbitos donde hacerlo”, explica Alejandra Campero, directora de 10 en 8, el sistema de citas rápidas en el que hombres y mujeres buscan conocerse.

Los participantes se registran en la página de Internet www.10en8.com con un nickname, o sobrenombre. Al llegar a la cita organizada, cada uno recibe un cartel de identificación en el que figura el apodo elegido. Así son conocidos por los demás participantes. Luego de cada cita todos deben llenar una planilla en la que definen el grado de afinidad que tuvieron con la persona entrevistada. “Me flechó”, “amigos” y “sin afinidad” son las tres opciones disponibles.

Al día siguiente, en la página web están disponibles los resultados. Cada usuario puede determinar con quiénes hubo coincidencias y, en ese caso, se les envían los datos para que puedan seguir en contacto y avanzar en la relación.

Para los más tímidos, los organizadores proponen temas de conversación y preguntas para iniciar el diálogo. ¿Qué fue lo más inútil que compraste? ¿Qué es lo bueno y lo malo del domingo?, son algunas de las sugerencias.

Todos disfrutan de la situación. Babia, una colombiana de 40 años, no esconde su entusiasmo por conocer porteños. Su primo la recibió en Buenos Aires con una sorpresa: un voucher para participar de una reunión de 10 en 8. “Me pareció súper divertido. Es un buen lugar para encontrar a alguien chévere”, dice, antes de pasar, sonriente, a la siguiente cita.

Comenzó en Los Ángeles. Las multicitas o speed dating nacieron en Los Angeles, Estados Unidos. Patrocinadas por Aish Ha Torah, una red internacional judía que promovía el encuentro entre jóvenes judíos solteros para disminuir los matrimonios mixtos.

Luego se propagó por varias ciudades de Estados Unidos, España, Inglaterra, Suiza, Australia, Italia, y Asia. Desde Marge Simpson hasta Miranda, la pelirroja de Sex and The City participaron de speed dating en la ficción.

En Latinoamérica desembarcó con 10 en 8. Según los responsables de la empresa, el 82 por ciento de los participantes en la Argentina tiene entre 25 y 49 años. Un 39 por ciento son ejecutivos y empleados de alta remuneración y el 23 por ciento, profesionales independientes. Entreprenueurs y empresarios pyme representan el 13 por ciento.

La inscripción cuesta 50 pesos y tiene un rango de edades definido. Las reuniones se organizan en diferentes bares de Buenos Aires. Los datos de los participantes son confidenciales, identificándoselos solo con un apodo hasta que, luego de la cita, toman contacto con otro participante.