Mini turismo in situ. En la mismísima capital de uno. Un viaje de ésos. Por la marroquí (ex peatonal) Florida. Por el Once furtivo de Dickens. Por Plaza San Martín en jubileo medieval. Con poner la vista a la altura "primer piso", estilos, herrajes y molduras bajan línea sobre "el imperio que no fue". Si se la vuelve a planta baja, uno entra a rabiar. Donde mire, un harapo. La reina del Plata es ahora una abandónica Madama "cuenta cuentos" de lo bella que fue. Ni se cuida ni se limpia. El amasijo urbano conserva nombre y antiguos sitios de fantasía que le dejó el azar. Desde el avistadero "primer piso" del micro "panorámico" turistas incautos la ven como fue. Y dicen "Buenos Aires mucho bueno". Al descender en el planeta porteño pisan caca de perro, tomates reventados y hamburguesas de lo que sea. Visitan dos ciudades a la vez. La guía les muestra las joyas de la Madama. Luego salen del flshback y tocan tierra de hoy. Nada encaja con nada. No entienden un pomo. Uno tampoco. Buenos Aires mucho malo.
("Oh, Fortuna, variable como la Luna. Creces sin cesar o desapareces. ¡Vida detestable! En esta hora sin demora toquemos las cuerdas del corazón")
¿Y el Alcalde? Voló a Beirut tras tragarse un bigote postizo en su noche de bodas. ¿Y los 100 barrios porteños? Solo 2 sinceran el status actual de la Madama. La Villa 31 y Puerto Madero. En 2010 son lo más famoso y representativo de su sociedad. Pegados al Gran Puerto ilustran como ningún otro paisaje del país su retroceso...in progress. Su fantasía bicentenaria. Su actualidad año cero. Buenos Aires mucho bombo.
("Oh, Fortuna, variable como la Luna. Creces sin cesar o desapareces. ¡Vida detestable! Ante tu presencia la pobreza y el poder se derriten como el hielo")
Contrahecho, en Puerto Madero y Villa 31 el país sublima su malformación. En una toman Su Sol los funcionarios y gira rauda una Ferrari con anuencia de gendarmes que no ven. En la otra prepotean los narcos y el villero que armó con pegapega su "torre" de seis pisos es conocido como "el dueño del Sheraton". En Puerto Madero cobran 250 pesos por un bife de Kobe. En la otra, 2 pesos por un choripán más falseado que el Indec.
Y ratas, muchas ratas en ambas villas. Las portuarias de siempre. Las humanas de siempre. Geografía rateril. Historia rateril. Piratas, contrabando, puterío, droguerío...
Al pie del Obelisco, muy próxima a los catres de excluídos que acampan en el boulevard con jacarandas, la Carmina Burana de Carl Orff (a la Mauricio Wainrot) refleja en danza y cánticos profanos (casi de tango) el destino de Buenos Aires:
(Oh Fortuna/variable como la Luna/creces sin cesar o desapareces/ ¡Vida detestable! La pobreza y el Poder se derriten como el hielo ante tu presencia/Un día jugando entristeces los débiles sentidos para llenarlos de satisfacción el día siguiente)
Cuando media población sale de ella, Buenos Aires se deja ver desnuda. En tridimensión. En día "normal" ciega la ciénaga. Este fin de semana sentí su claroscuro en espacio y en tiempo. La sufrí esperanzado. Peor no le puede ir. Tal vez ¿por qué no? (Oh, Fortuna/ variable como la Luna) renazcan otro país y otra ciudad. No por cesárea unitaria sino por parición federal. Y hasta puede que para el Tricentenario, Puerto Madero y la Villa 31 sean tan solo dos barrios del Olvido.
(Oh, Fortuna. Variable como la Luna. El destino de la salud y de la virtud está en contra mía. Es atacado y destruido siempre en tu servicio. En esta hora, sin demora, toquemos las cuerdas del corazón)
(*En bastardilla: fragmentos del tema central, "Fortuna Imperatrix Mundi"de la cantata Carmina Burana de Carl Orff)
(*) Especial para Perfil.com.