SOCIEDAD
La fuerza del cario

Ojeda piensa en rehacer su vida

Esta semana se animó a salir. El DT aún no firmó los papeles para darle el apellido a su hijo.

Silencio. Verónica y su bebé, Diego Fernando. De hablar tres veces por día con el ex jugador pasaron a no hacerlo. Su madre, Rufina, es el sostén emocional.
| Cedoc

Como muchas historias de amor entre gente muy famosa, las alegrías y las desventuras se suceden en capítulos. Y por la dimensión de uno de los personajes de esta particular relación, es imposible que se desarrolle con la discreción que ambos hubiesen querido.

En noviembre de 2012, vía comunicado de prensa y después de ocho años de relación, Diego Maradona anunció que su vínculo con Verónica Ojeda estaba en un impasse. Y a menos de tres meses de ese momento, el 13 de febrero de 2013 llegó Diego Fernando, quien se anticipó dos semanas a la fecha prevista para el parto. Y esta vez el ex jugador, desde Dubai –donde reside porque trabaja como asesor deportivo–, dijo vía telefónica en Intratables, un programa de televisión de América: "Quiero ver a Dieguito, pero con Verónica se terminó". Su hija Dalma, que también estaba en el estudio mientras su padre hablaba, se mantuvo en silencio.

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Tres semanas después, el sábado 2, Maradona otra vez ganó espacio en los medios al exhibirse junto a su nueva novia, Rocío Oliva, en el palco del clásico español Real Madrid-Barcelona. Pese a que los rumores acerca de que Diego ya tenía nueva pareja habían comenzado a correr días después de que Verónica Ojeda diera a luz, para ella no había pruebas suficientes y hacía caso omiso de los comentarios que recibía sobre el tema. “Yo no sabía que tenía una nueva pareja. Nunca me blanqueó ninguna pareja y tampoco lo hizo en este momento. Tampoco me tiene que blanquear nada de hecho, porque es su vida. A mí no me interesa ese tema”, dijo por entonces Ojeda a un camarógrafo que la retrató al salir de la casa que compartió con el padre de su hijo. Y además acotó: “Dicen que esta chica estaría saliendo desde hace dos años con Diego; retrocedan y acuérdense de que con Diego volvimos en septiembre de 2012 a Buenos Aires. Antes estábamos viviendo en Dubai. O hay dos Diegos: uno en Buenos Aires y otro en Dubai. No encaja lo que dicen”. No obstante, el pasado 2 de marzo, Diego oficializó su relación con Rocío, jugadora de fútbol femenino de River Plate. Esta era la confirmación más clara para Ojeda –y los medios– de que otra mujer ocupa ahora el corazón del ex director técnico. Y para que no quedaran dudas, posaron y se dejaron fotografiar muy mimosos en ese mismo palco, y luego, con Cristiano Ronaldo.

Fortaleza.
Aunque lejos de hundirse en la depresión, Verónica intenta hacer frente a la situación. “Tiene una gran personalidad, no se va a quedar. Todo lo que pasó estos días hizo que pusiera los pies en la tierra. Y si tenía alguna esperanza de reconciliación con Diego, la perdió cuando él se paseó con Rocío por España. Ahí a ella le cayó la ficha. Sabe que tiene que dedicarse a su hijo y a su futuro”, dice una persona de su círculo íntimo, que reconoció que Ojeda estuvo muy deprimida y angustiada por los motivos ya mencionados.

Pero, pese a todo, el miércoles 6 Ojeda hizo una de sus primeras salidas y fue a tomar un café con una amiga al shopping Las Toscas, de Canning, lugar de reunión de quienes viven en los countries de Ezeiza y Monte Grande. Claro que, por las dudas, Verónica fue acompañada –como siempre– por su mamá, Rufina. De hecho fue esta última quien insistió y la animó para que el encuentro se realizara fuera de la quinta donde vive, así su hija se despejaba un poco.

Muchas semanas de angustia, sumadas a un puerperio, no habían sido la mejor combinación para Ojeda, pese a que ella prefiere quedarse en su hogar porque está muy sensible y, además, considera que el bebé es muy pequeño para salir. Pero lo hizo, y una vez superada la tensión inicial de sentirse observada por los ocasionales visitantes del shopping se relajó y hasta se prestó a sacarse fotos con algunos de ellos, aunque protegió a su bebé de los flashes cubriéndolo con una manta.

Aunque está muy abocada a la maternidad y apenas duerme, Verónica quiere rehacer su vida y hasta piensa en volver a trabajar. En su proyecto a futuro está abrir un gimnasio: ella es profesora de educación física y quiere volver a ejercer. Por ahora la alegra sentir que está recuperando el peso que tenía antes del embarazo, y ya ha perdido algunos kilos.

En cuanto a la relación con Maradona, pasaron de hablar hasta tres veces por día al silencio total. Ella espera que el ex futbolista regrese a Dubai para que firme los papeles de filiación del pequeño Diego Fernando –papeles que ella le envió a través de su abogado–, ya que aún no está inscripto en el Registro Civil con el apellido Maradona.

Y la ley las hizo iguales

Pese a la evidente poca simpatía que existe entre Verónica y las hijas de Diego, el paso del tiempo y la ley las pusieron a ella y a Gianinna Maradona en “condiciones de igualdad”.

La hija de Diego conoció al Kun Agüero en 2008 y no dudó en acompañarlo en su carrera, que los llevó en un comienzo hasta España. El 19 de febrero de 2009 tuvieron a su hijo, Benjamín, quien nació en una clínica madrileña. Luego se mudaron a Inglaterra porque él había sido vendido al City, y hasta allí fue Gianinna. Pero en enero de este año fue ella misma quien admitió la separación vía Twitter. Hoy el romance entre su ex y la cantante Karina “la Princesita” es un hecho. Es decir, ambas, Verónica y la hija de Diego, están solas y con un hijo en los brazos. Y además, para la ley argentina ambas atraviesan una situación similar: ninguna tiene derecho a reclamar nada a su pareja, sólo la cuota alimentaria para sus hijos. Y ellas tampoco tienen derecho alguno a reclamar un porcentaje de una futura herencia; sí sus hijos. Paradojas del destino.