La Justicia argentina trajo hoy tranquilidad para los galanes del chat y del SMS. Un tribunal resolvió que el envío de "palabras o mensajes cargados de erotismo y de fantasías" entre un hombre casado y una mujer que no es su esposa constituye sólo "infidelidad virtual" y no configura adulterio que justifique de por sí un divorcio.
La Sala M de la Cámara Civil rechazó así el intercambio de correos electrónicos como presunta "prueba" de la infidelidad de un hombre, en el contexto de un juicio de divorcio. Según el fallo, el hombre "inició demanda de divorcio vincular contra su cónyuge fundada en la causal de separación de hecho sin voluntad de unirse por más de tres años".
Pero la mujer, sostuvo el fallo, "al contestar el traslado inicial, dedujo reconvención contra el actor por las causales de injurias graves y adulterio".
En el juicio surgió que una hermana de la mujer "reconoció haber tenido relaciones con (su cuñado) en dos oportunidades durante el verano de 1989", pero el tribunal advirtió que después de eso "hubo reconciliación" en la pareja.
La reconciliación se dio por probada, según el fallo, "a través de los viajes a Brasil realizados por la familia en los años 90/91 y 92/93 y la mudanza a un nuevo departamento en 1994, que la propia mujer reformó y redecoró".
"Ante la operatividad de la reconciliación, no resulta admisible fundar una demanda de divorcio en hechos anteriores a aquella", advirtieron los jueces Mabel De Los Santos y Fernando Posse Saguier.
Pero la esposa alegó que hubo más infedelidades, que intentó probar con la presentación de copias de e-mails de su marido con una mujer en Centroamérica por "préstamos dinerarios, el envío de una encomienda y el viaje" a esa región.
El marido, en tanto, argumentó que con la otra mujer "nunca se conocieron personalmente" y el tribunal coincidió en que "las expresiones de matiz amoroso -y, por momentos, erótico- que se observan en los e-mails intercambiados pertenecen al ámbito de la autonomía privada de sus emisores".
Los magistrados afirmaron que "no basta con el intercambio de palabras o mensajes cargados de erotismo y de fantasías entre los dos polos de comunicación de la red pues la infidelidad virtual, en tanto no pase a 3D, no llega a consumar el encuentro carnal que configuraría el adulterio".
Los jueces consideraron también que "las razones del desamor también son misteriosamente diversas y no responden a una sola concepción moral".
"Cuando el amor no es más fuerte, se extingue el vínculo matrimonial sin que existan culpables o inocentes. Estamos ante dos personas que han dejado de amarse y tienen derecho a construir una nueva vida con un significado distinto", expresaron los camaristas al decretar el divorcio por culpa de ambos, pero no por adulterio.