Decidido a no morir en la frialdad de un hospital, el actor estadounidense Paul Newman dejó la clínica en la que estaba internado y pasará sus últimos días rodeado de su mujer y sus dos hijas.
La noticia trascendió sólo días después de que los médicos anunciaran que la quimioterapia no había logrado frenar el avance del cáncer de pulmón que sufre el actor de 83 años.
La pérdida de peso y el aspecto demacrado de Newman, ganador de un Oscar por su performance en El color del dinero, ya habían generado sospechas sobre su estado de salud, pero su representante había negado que estuviese enfermo.
Mientras tanto, las malas lenguas dicen que las dos hijas del actor ya comenzaron a pelearse por la multimillonaria herencia que dejará su padre al morir. Según trascendió, todo comenzó luego de que Newman decidiera regalar una de sus Ferraris a un amigo cercano.
"Paul no quiere morir en la frialdad de una sala de hospital, y Joanne y sus hijas lo han apoyado", confió una persona cercana a la familia al rotativo británico Daily Mail.