SOCIEDAD

Personajes de un ritual profano

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Casi habitual es que leamos, cuando toca el Indio Solari pero también en referencia a Los Redondos, la expresión “misa ricotera”. Un poco más vieja, aunque no tanto, y desde las ciencias sociales, hemos aprendido que un partido de fútbol puede ser catalogado de ritual profano, o pensado como “contexto ritual”. Más allá de lo que sendas investigaciones podrían decirnos sobre el mundo cultural y social del fútbol y de la música, de sus diferencias y puntos de encuentro con sus múltiples sentidos y particularidades, lo que asoma en principio es un común aroma telúrico para con el sentido religioso. Pero la analogía con cualquier tipo de iglesia puede adolecer de muchos y diversos flancos débiles, comenzando con la concepción de la religión como regularidad y rutina; los encuentros ricoteros y las multitudes futboleras suponen una ruptura con la vida ordinaria, una disrupción colectiva donde los asistentes pueden dar rienda suelta a sus pulsiones emotivas. Se trata de comunidades que expresan bajo distintas formas identificatorias –cantos colectivos, banderas, encuentros diversos, variadas formas organizativas, etc.– aquello que no nos permite nuestra vida, la de “todos los días”. ¿Cuánto hay de libertad en esos momentos de efervescencia colectiva no regidos por doctrina alguna, aunque sí por códigos y sentidos compartidos, donde la emoción se le atreve a “lo mismo de siempre”? Aquí, la lealtad y el afecto no llevan el nombre de un dios –aunque muchos o la mayoría de quienes lo vivan sean creyentes– sino de ese momento único que significa liberar sentidos, casi siempre con aprobación social, bajo la figura espectral del Indio y su arte y/o de un fútbol que se muestra, domingo a domingo, tan parte de la incertidumbre, la injusticia y el azar como el mundo mismo. Amén

Sociólogo y profesor en Unsam, Undav y UNLP.

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