— ¿Algunos vecinos dicen que ustedes plantan marihuana y otras drogas en un lugar que es público, cerca de donde juegan los chicos?
— Para qué nos vamos a arriesgar a tener problemas, si podemos plantar todo eso en nuestras propias casas?
De esta forma se defiende uno de los jóvenes (autodenominados "anarquistas") que mantiene desde hace siete años la Huerta Orgázmika, una plantación que funciona en un terreno estatal a un costado de las vías del Ferrocarril Sarmiento, a unos cincuenta metros de la estación Caballito.
Allí, una veintena de jóvenes, después de la crisis de 2001, usurpó -según el Gobierno porteño-, o recuperó -según ellos-, una lote de unos 10 metros por 50, donde de a poco montaron una huerta con más de cien especies de plantas, frutas, verduras y hortalizas. “Drogas no hay”, aclaran.
Se trata de un jardín desparejo que conjuga hojas de maíz de casi dos metros con aloe vera, todo tipo de hierbas medicinales (artemisa, romero, ajenjo, etc.) y hasta radicheta, zapallo y melones.
Según fuentes del Gobierno porteño, como parte del proyecto “orgázmiko”, también se improvisó un “baño seco”. Una especie de mingitorio de un metro por dos pisos de alto donde la materia fecal y la orina se convierten en humus por la acción de la naturaleza, depósito que disemina olores bastante molestos para los vecinos.
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