No hubo una declaración pública de la institución sobre el tema. Tampoco reuniones en las que se haya consensuado una decisión a tomar. Sin embargo, en el clero no se oponen a que la Iglesia Católica participe activamente en conflictos políticos.
“Varios obispos están de acuerdo con no repetir errores del pasado. En otras épocas, la Iglesia calló. Hoy, ante la falta de una oposición fuerte, la Iglesia no va a callar y va a intervenir cada vez que sienta que las instituciones están en riesgo”, indicó al diario La Nación una fuente muy cercana al cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
En lo que va del año, en varias provincias las comunidades eclesiásticas se ofrecieron como mediadoras en situaciones de crisis que la dirigencia política no podía resolver. La última intervención de la Iglesia fue en el tema referido a la concentración y extranjerización de tierras, denunciados por los obispos de Pastoral Social, que preside el obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto.
Sin embargo, el caso más polémico y en el que un hombre de la Iglesia se involucró de manera más tajante en cuestiones políticas fue el de monseñor Joaquín Piña. El obispo de Iguazú encabezará el 29 del mes próximo la lista de candidatos opositores a la reforma de la Constitución de Misiones. Diez religiosos de la iglesia católica lo acompañan en la cruzada contra el gobernador Carlos Rovira.
Sin ambargo, desde el CEA aseguran que el caso de Piña debería ser un caso excepcional. "La Iglesia no va a participar en política. Eso está decidido", indicó una fuente de la CEA al diario La Nación. De esta manera, desestimaron las versiones que indican que el obispo prelado de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo, podría oponerse políticamente al gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner.
El "caso Baseotto" fue el detonante para que la iglesia unificara su actitud combativa. Monseñor Antonio Baseotto es el obispo castrense que tuvo un fuerte entredicho mediático con el ministro de Salud, Ginés González García. Por eso, el presidente pidió que fuera removido del cargo, pero el Vaticano no convalidó la decisión presidencial.