Alfredo Moffatt (77), psicólogo social, docente y terapeuta, tiene una corrección para LIBRE en su edición de ayer: "Ustedes se equivocan. Yo no la seduje a mi alumna. ¡Ella me sedujo a mí!", es el primer chiste de su primer día de casado.
El martes al mediodía, Moffatt dio un paso al menos valiente: se casó en el Registro Civil de la calle Uruguay con su ex alumna Daniela Azpiazu Bitsikas (23), oriunda de Lanús, también estudiante de antropología y 54 años más joven que él.
Hoy, el día después de su boda, Moffatt abre la puerta de su Escuela de Psicología Social en Once, el mismo lugar donde conoció a Daniela y convive con ella y duerme entre un caos de libros, videos y dos perros, Pocho y Negro. Daniela explica: "Yo era su alumna, y me costaba reconocer que me había enamorado del director, tenía miedo de que me rechazara. Así que le pedí a un compañero, Sergio, que me ayudara un poco".
Moffatt remata: “Y Sergio, que fue testigo del casamiento, me dijo: ‘¡Daniela está muerta por vos!’. Así que ella vino un sábado a pagar el arancel. Me vio angustiado, y puso su mano en la mía. Así empezó, hace tres años”. Esto, salta a la vista, no es una historia de amor ordinaria. Sin embargo, Demetria, la madre de Daniela, no se opuso.
"Al principio se asombró, pero lo aceptó", afirma Daniela. Hoy, Demetria es alumna de Moffatt, que explica: "Mi suegra me ve como una figura protectora. El papá de Daniela fue muy ausente, así que yo soy un maripá: mitad marido, mitad papá".
Congresos. Moffatt es historia viva, y un solidario nato: "Siempre me tiró lo social, pelear contra la injusticia. Como psicólogo, me dediqué a los pobres y a los locos, cuando todos se dedican a analizar o empastillar a los ricos y a los sanos".
En los 70 militó en el peronismo: "Organicé en Ezeiza, saqué mil fotos. Si las encontraban terminaba en la ESMA". Tras la dictadura y un tiempo de exilio en Brasil, fundó la mutual El Bancadero: atendió a 40 mil personas en treinta años: "Muchos casos de crisis al principio, víctimas de la represión, de la picana".
El 30 de diciembre de 2004 tuvo una de sus horas más extremas: "Fui a Cromañón en pleno incendio con un colega, Carlos Sica, a contener a familiares de víctimas. Vi 30 cuerpos quemados".
También comanda Las Oyitas, un circuito de ollas populares autogestivas en La Matanza: cerca de 200 chicos cada sábado. Nadie lo ayuda: "El mango lo juntamos nosotros".
Su foco actual "son los chicos de la calle, los internados en psiquiátricos, la población más difícil". Daniela no es ajena a esto: "A Alfredo lo acompaño. Admiro su capacidad de salir adelante". Y hay viaje en puerta: nada de luna de miel en el Caribe, sino congresos en Paraguay y Chile. "A mi marido no le permito viajar solo", se ríe Daniela.
* Diario LIBRE