En agosto pasado, la revista Pediatrics publicó un consenso de especialistas internacionales sobre el manejo de problemáticas
intersexuales, a los que propone llamar “desórdenes del desarrollo sexual”. Los pediatras recomiendan ante estos desórdenes no asignar un género determinado antes de una evaluación experta de un recién nacido por un equipo multidisciplinario.
El diagnóstico se debe hacer ante la apariencia ambigua de los genitales o una historia familiar de desórdenes de este tipo. Se deben hacer estudios cromosómicos y medición de hormonas. Eso sí, después recomiendan asignarle un género al bebé y mantener una comunicación fluida con la familia, para ir monitoreando el crecimiento. En cuanto a las cirugías de reasignación sexual, “sólo deben considerarse en caso de severa virilización y ser realizadas en conjunción con la reparación urogenital, tomando en cuenta la futura
sensibilidad orgásmica en pene o clítoris.
El énfasis debe estar puesto en la función posterior más que en la apariencia cosmética. Hay que advertir que en la pubertad será necesaria seguramente otra refinación quirúrgica ”.
Hasta ahora, la Asociación de Pediatría de los EE.UU. se manejaba con una guía basada en los estudios de psicólogos como John Money y Anke Ehrardt. Así, recomendaba la intervención quirúrgica y la reasignación de un sexo determinado a los bebés que nacen con genitales ambiguos antes de los dos años, porque suponían que la identidad sexual es maleable. Si un niño era criado como varón, saldría así, y viceversa. Pero la realidad demostró que la lógica binaria no funciona siempre.
El caso paradigmático es el de “John”, un niño nacido en Canadá en 1965, que perdió accidentalmente su pene por una
circuncisión a los 7 meses. El reputado psicólogo y médico estadounidense Money aconsejó en 1967 que se lo criara como una niña y se le practicaran cirugías para que se convirtiera en “Joan”, lo que finalmente ocurrió a los dos años. Fue un caso modelo. Joan tenía un gemelo varón, que serviría como control en el experimento de reasignación sexual.
En la adolescencia, la madre de Joan aseguraba que su hija adoraba usar ropas de mujer. Pero, en verdad, a los 13 años, Joan caminaba como hombre, quería convertirse en mecánico y orinaba de pie. Finalmente, en 1980, Joan decidió volver a ser John. Se hizo extraer las mamas y reconstruir el pene, se casó con una mujer y se convirtió en el padre de sus hijos. En el 2004, a los 38 años, John se suicidó, dos años después de que su gemelo Brian hiciera lo mismo. John/Joan se llamaba, en realidad, Bruce/Brenda Reimer. En
1997, había cambiado su nombre a David Reimer (ver foto). John Money, responsable de la reasignación de sexo de David, murió
el 7 de julio pasado, a los 84 años. Es de esperar que el nuevo consenso alcanzado por los pediatras ayude a no repetir traumas
y errores.