Un grupo de cirujanos, médicos y psicólogos argentinos pedirá autorización al Incucai para realizar el primer trasplante de cara en el país, lo que promete generar un debate sin precedentes.
Es que, según prevé el grupo de especialistas, los argentinos no están preparados para donar las caras de sus familiares fallecidos y ni siquiera para aceptar la posibilidad de que la cara de una persona sea reemplazada por la de otra muerta.
Por ello, el principal problema radica en los pruritos a la hora de acceder a una donación. La costumbre familiar de velar a los muertos a cajón abierto hace que el hecho de aceptar la donación de las caras de los fallecidos sería una decisión complicada. Existen aún hoy resistencias a la donación tradicional de órganos y tejidos, como corazón o córneas.
Mientras tanto, la experimentación con este tipo de trasplantes ya es un hecho en otras partes del mundo. El primero tuvo lugar en Francia en noviembre del 2005 y desde entonces se realizaron dos más: uno en China y otro en España.
En diálogo con el diario Clarín, uno de los pioneros en el tratamiento de quemaduras en el país, Fortunato Benaim, sostuvo que el equipo argentino ya recibió el conocimiento que les transmitieron los cirujanos que trabajaron en los trasplantes de Francia y China y aseguró que “ya están técnicamente preparados”.
La revolucionaria cirugía servirá para ayudar a quienes sufrieron quemaduras graves o accidentes que les desfiguraron el rostro. También se puede utilizar en pacientes con enfermedades que les produjeron daños graves en la cara.
Pero antes de poder comenzar a experimentar, este grupo de científicos argentinos deberá superar los obstáculos ideológicos con los que seguramente se encontrará en el camino hacia el éxito.