“Como sucede con muchos de los nacidos en Mendoza, el vino ha definido mi vida. Pertenezco a la cuarta generación de una familia de vitivinicultores argentina-italiana. Entre los Catena, el ingreso de los chicos al mundo de los adultos jóvenes estaba marcado por el primer sorbo de vino tinto con soda en casa de mi abuelo. Mi bisabuelo fundó la bodega Catena en Mendoza, en 1902, luego de haber emigrado de Italia. Mi padre, Nicolás, bodeguero de tercera generación, contribuyó a dar el impulso inicial a la vinicultura moderna en esta provincia”, dice Laura Catena en su libro Vino Argentino (Catapulta Editores).