Al ver a sus hijos como padres, los nuevos abuelos se confrontan con el inexorable crecimiento tanto de ellos como propio. Verlos adquirir nuevas responsabilidades, inaugurando tal vez características de su adultez, marca hitos importantes en el desarrollo de la familia. Pero esta etapa incluye la llegada de un nuevo bebé y, por lo tanto, invitan a recordar lo que vivieron, sintieron, en aquella experiencia en la que eran ellos los protagonistas.
Su relación con los nietos, a diferencia de con los hijos, tiene la virtud de no estar enmarcada en un objetivo educativo, y al despreocuparse de ello intentan darles aquellas cosas que a sus mismos hijos tal vez les negaron.
Los abuelos están en otra etapa de la vida en relación con la que fueron padres, priorizando disfrutar del presente. Es así que los nietos encuentran en sus abuelos “compinches”, que adoptan en muchos casos una posición de mediadores entre los nietos y los padres. Esto podría generar diferencias entre padres y abuelos acerca de la crianza de los niños.
La llegada de ese bebé los orienta hacia un nuevo proyecto en relación al futuro, haciendo anclaje en el pasado, reeditando su propia experiencia: recordando cómo eran ellos como padres, qué vivieron cuando estaban en posición de hijos, qué sintieron respecto de sus padres. Nunca faltarán anécdotas, advertencias ni consejos tal vez no actualizados, pero que surgen del corazón.
*Psicóloga especialista en crianza.