“La vimos recostada, temblando de frío. Le gritamos, giró su cabeza para mirarnos, y sus ojos brillaron. Sentimos alivio cuando vimos que nos sonrió. Al acercarnos nos tomó las manos y no nos soltaba”, recuerda la bombero Rosario Bonilla, quien junto a su colega Soledad Virazate encontraron a la médica platense Lía Constantino en el Parque Nacional Calilegua, en Jujuy.
Constantino y su esposo, Mario Bidinost, permanecieron perdidos en la selva jujeña una semana, y tras una intensa búsqueda, la mujer fue encontrada el pasado martes en grave estado. Su marido apareció dos días después, sin vida.
“Cuando la rescatamos le prometimos que íbamos a encontrar a su marido. Le dije: ‘Te lo vamos a devolver’, pero no logramos terminar el trabajo como queríamos. Me duele no haber cumplido con mi promesa, nada terminó como esperábamos”, dice resignada Bonilla –quien es sargento del cuartel Libertador General San Martín Ledesma– y en diálogo con PERFIL cuenta cómo fue el rescate.
“Cuando nos convocaron a la búsqueda no lo dudé. Tenía un pálpito de que la encontraría. Pero sabía que era una zona complicada para el rastrillaje”, sostiene.
A una semana de la desaparición de la médica, Bonilla y Virazate iniciaron una recorrida acompañadas por otros cuatro bomberos, dos gendarmes y dos guardaparques. “Ibamos adelante del grupo y la vimos primero. Le dijimos que se quede tranquila y la abrazamos, así le dimos calor. Le hablamos para mantenerla consciente durante el tiempo que tardó en llegar la ayuda y se montó el operativo de traslado”, dice.
El matrimonio de médicos platense había llegado a Jujuy el lunes 20 para pasar sus vacaciones. Se registraron en el hotel Posada del Sol y al día siguiente salieron hacia el Parque Nacional Calilegua. Como no regresaron, los encargados del alojamiento realizaron una denuncia. Recién el martes de esta semana, siete días después de su desaparición, fue encontrada Lía; con hipotermia y síntomas de deshidratación.
“Estaba muy asustada, entumecida. Con golpes en la cara, como si ella también se hubiera caído por un barranco. Estaba en estado de shock. Le preguntamos por el esposo y nos decía distintas cosas: que había ido al baño, que ya volvía. Pensamos que él estaría cerca. Los gendarmes recorrieron la zona, pero no lo encontraron”, cuenta.
Mientras tanto, las bomberas emplearon los pocos elementos con que contaban para mantenerla consciente. Mezclaron agua con sal en una antiparra, y le dieron de beber eso para que se reanime. “Fue todo improvisado, incluso armamos una camilla con dos palos y unas telas hasta que llegó la ambulancia”, explica Bonilla y hace referencia a las condiciones precarias con las cuales realizaron la búsqueda. “Da bronca no haber sido convocados antes. No hay protocolo de búsqueda en estos casos, ni una organización para el rastreo de personas. Nos queda una sensación dolorosa por no haber salvado a los dos”, se lamenta.
“En la zona donde caminó la mujer había tomates de campo y naranjas agrias, pero no creo que haya ingerido nada de eso. Caminó por el arroyo para pedir ayuda y se metió más en la selva, donde se perdió. Incluso a nosotros se nos dificultó no equivocarnos al volver”, detalla.
“Las enfermeras nos aseguraron que en las condiciones en las que estaba, no hubiera soportado un día más sola en la selva”, comenta. Las rescatistas visitaron ayer a las hijas de Constantino en el hospital donde ésta permanece internada. Les entregaron un reloj que tuvieron que sacarle al momento de asistirla. Ayer por la tarde pasaron a la mujer a sala común y podrían darle el alta este fin de semana.
Resta esperar que la médica pueda declarar en la Justicia y explicar lo que pasó. Según lo que sospechan las autoridades, la pareja dejó el auto al costado de los límites del parque y caminó por un sendero llamado Bosque del Cielo. Bidinost se habría desbarrancado, Constantino habría regresado al auto, donde escribió un mensaje de auxilio sobre el vidrio polvoriento. Luego, la mujer habría tratado de volver hacia el lugar donde dejó a su marido, y en ese momento se habría perdido.