Cuestionar la existencia de Dios y reflexionar sobre los verdaderos beneficios de las creencias religiosas se ha convertido en un planteo filosófico plagado de confusiones, que por recurrente muchas veces termina aburriendo. Ocurre que la mayoría de las argumentaciones suele olvidar el significativo hecho que la religión moldea gran parte de nuestra vida y futuro, más allá que seamos fervorosos creyentes, ateos, agnósticos, escépticos o refutadores espirituales.
El fenómeno de la religión se expresa hoy de las más variadas formas, desde los nuevos cultos a los fundamentalismos extremos, y sus consecuencias pueden resultar tan beneficiosas como peligrosas. “La religión – explica el filósofo Daniel Dennett - puede sacar a relucir lo mejor de una persona: hacer más humilde y paciente a los poderosos y con talentos, que la gente común y corriente se supere a sí misma y proveer de un firme soporte a los que necesitan desesperadamente de ayuda para mantenerse alejados de las bebida, las drogas o el crimen. Pero también puede descubrir aspectos negativos como la intolerancia, el fanatismo homicida, la opresión y la ignorancia forzosa”.
En su ensayo “Romper el hechizo, la religión como un fenómeno natural”, Dennett parte del análisis de las creencias en Estados Unidos y no duda en calificar a la religión como “ uno de los sueños más dorados de Adam Smith”, respecto a las fuerzas creativas de un mercado libre. Sobre la cuestión, recuerda que existen más de 1.500 denominaciones religiosas sólo en ese país. y donaciones que suman más de 60 mil millones de dólares al año. ¡Milagro!
Para el filósofo norteamericano, las religiones son “sistemas sociales cuyos participantes manifiestan creencias en agentes sobrenaturales o en agentes cuya aprobación ha de buscarse”. A partir de esta definición, aclara que se transmiten culturalmente a través del lenguaje y de la simbología, no por los genes como plantean algunos sectores.
“La religión es natural en contraposición a sobrenatural, es un fenómeno humano compuesto de eventos, organismos, objetos, estructuras, patrones y similares, todos los cuales obedecen a las leyes de la física o de la biología…Cuando sostengo que es un fenómeno natural no estoy prejuzgando su valor para la vida humana. La religión, como el amor y la música, es natural”, señala.
Evolución. Considerado uno de los filósofos más reconocidos por sus aportes a las ciencias cognitivas y a la significación actual del darwinismo, Dennett asegura que la religión implica “un esfuerzo inmensamente costoso y la biología evolutiva nos muestra que nada tan costoso ocurre simplemente porque sí”. “La evolución – agrega - es notablemente eficiente cuando se trata de sacar de escena los accidentes inútiles, de modo que si encontrásemos un patrón persistente de actividades (como la religión), podemos estar bastante seguros de que, con ello, alguna cosa está obteniendo un beneficio”.
En estos casos, suele plantearse la pregunta ¿cui bono?, es decir, ¿quién obtiene un beneficio de esto? Para Dennett, “se beneficia cada miembro de la sociedad, debido a que la religión hace que la vida en comunidad sea más segura, armoniosa y eficiente; y por otro lado también se beneficia la elite que controla el sistema, a expensas de los demás”.
No debemos olvidar que las raíces psicológicas y culturales sobre las que creció la religión tuvieron como propósito consolarnos en nuestro sufrimiento y aquietar nuestro temor a la muerte, explicar cosas inexplicables y promover la cooperación grupal frente a pruebas y enemigos.
Asimismo, así como surgieron misterios para develar aparecieron soluciones extremadamente ingeniosas. Un buen ejemplo es el surgimiento de la adivinación como respuesta a la pregunta de cómo comunicarse con los supuestos dioses. “No sólo nos dice qué hacer sino que, además nos da una razón. Era importante creer en alguien, en algún lugar, y que sabe qué es lo correcto, me lo está diciendo. Algunas muletas para el alma sólo funcionan si uno cree que funcionan”, explica Dennett.
Ritos y liturgia. Los rituales son procesos cuyo verdadero objetivo es ayudar a mejorar la memoria, es decir, han sido diseñados por la evolución cultural para incrementar la fidelidad en la copia del proceso mismo de transmisión genética que ellos aseguran.
Para Dennett, “las tradiciones que estén próximas a convertirse en religiones y que carezcan de buenas estrategias para preservar sus diseños, de manera confiable, a lo largo de los siglos, están condenadas a caer en el olvido”.
“Cuando rezan – explica - cuando cantan o cuando bailan, las personas actúan al unísono. No todo el mundo recordará la letra o la melodía, pero la mayor parte sí lo hará, y aquellos que pierdan el paso rápidamente podrán corregirlo volviendo a unirse a la multitud, preservando así las tradiciones de un modo mucho más confiable de lo que podrían hacerlo cada uno por su cuenta”.
Papá Noel y la Mujer Maravilla. ¿Qué hace la gente cuando descubre que ya no cree en Dios? “Sienten la necesidad de tratar de encontrar otro credo religioso que puedan apoyar seriamente. Tienen la firme creencia de que la creencia en Dios es algo que hay que preservar. Buscan un sustituto”, responde el filósofo.
“La creencia en la creencia en Dios – sostiene - hace que la gente sea renuente a reconocer lo obvio: que gran parte de la sabiduría tradicional acerca de Dios no es más digna de ser creída de lo que lo es la sabiduría popular acerca de Papá Noel o de la Mujer Maravilla”.
Para explicarlo el concepto de la creencia en un Dios, Dennett pone como ejemplo su fe personal en la experiencia de físicos como Richard Feynman, que le permite respaldar proposiciones científicas que, en realidad, no entiende. Sostenemos que la tradicional fórmula de la relatividad de Einstein es cierta, pero ¿acaso lo comprobamos o creemos en su palabra? “Hasta ahí, mi fe no es distinta de la religiosa”, concluye.
Finalmente, el filósofo resume que “las religiones han brindado el consuelo de la pertenencia a un grupo y compañía a muchas personas que, de otro modo, habrían pasado a través de esta vida totalmente solos, sin gloria ni aventura”. “Comúnmente se acepta que todas las religiones suministran infraestructuras sociales para crear y mantener el trabajo moral en equipo. Tal vez su valor como organizadoras y potenciadotas de buenas intenciones pese más que cualquier déficit creado por la supuesta incoherencia que generan las contradicciones entre sus doctrinas”.