Enrique Alfonso Severo, el testigo desaparecido durante 24 horas, fue trasladado esta mañana a la Unidad Fiscal de Instrucción N° 3 (UFI) de Avellaneda declarar qué ocurrió durante el día que permaneció en cautiverio.
Custodiado por efectivos de la Policía Bonaerense, Severo salió de su casa en la localidad de Gerli y dijo desconocer a quiénes lo secuestraron. El ferroviario, considerado un testigo clave en el juicio por el crimen de Mariano Ferreyra, apareció anoche poco después de las 22 en Gerli con sus manos atadas con precintos, descalzo y con signos de haber sido golpeado.
Qué sabe. El testigo aseguró que en el edificio de Hornos 97, en el barrio porteño de Constitución, había una “chata automovilera” donde una patota de ferroviarios guardaba armas. Aseguró, además, que el Museo Ferroviario de Avellaneda en Guemes 600 había armadas usadas por empleados de Ferrobaires, y que en el sector de encomiendas de Constitución o en los coches comedores “practicaban tiros todos los días”. Severo señaló que Pedraza manejaba Ferrobaires y Ugofe.
Debía declarar ayer al mediodía en el juicio por el crimen del militante del Partido Obrero.