SOCIEDAD
En Posadas, Misiones

Una familia vive en un hospital por no tener a dónde ir

Duermen en los bancos de los consultorios, donde hay cola toda la noche, y deben ayudarse a cruzar la calle para mendigar pan y medicamentos.

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Un matrimonio septuagenario vive sin atención social en el hospital central Ramón Madariaga de Posadas por no tener a dónde ir, informó hoy el sitio misionero Territorio Digital . Duermen en distintos bancos y hasta en el suelo de Emergencias, cerca de donde salen las ambulancias.
Aurelina Gauna y su esposo José Vázquez Britos provienen de las localidades de Jardín América y Puerto Rico, Misiones. Se quedaron sin hijos ni familiares, debieron dejar de trabajar, y terminaron sin techo y con pocas pertenencias. Hoy son parte del paisaje de dolientes del centro de salud.

Además de sus seres queridos, en los últimos tres años perdieron la salud: Aurelina tiene la visión reducida a la mitad, mientras que a su esposo le amputaron la pierna izquierda y un dedo del pie derecho por la diabetes. Ambos tuvieron que dejar de trabajar para atender a José, hasta que decidieron viajar a Posadas a pedir ayuda en el hospital.

“Comemos los que nos da la gente y dormimos en el suelo en Emergencias, al lado de la heladera y cerca de las ambulancias”, explicó Gauna, quien a pesar de sus limitaciones, cruza la avenida López Torres -con asistencia de colaboradores del hospital- rumbo a las farmacias y otros negocios, en busca de medicamentos y pan.

Su esposo José Britos la ayuda a ver mejor, pero no puede hacer mucho: se las arregla para sentarse en la silla y para acostarse en el banco. Ya nadie los atiende, a pesar de que “él tiene que estar internado y yo me tengo que hacer atender porque tengo un mal cardíaco y me duelen muchos los huesos”.

No tienen casa, ni en sus lugares de origen ni en posadas. Por tener que cuidarse mutuamente, tampoco pueden hospedarse en el Hogar de Tránsito Madre Teresa de Calcuta, a una cuadra del hospital. Duermen en los bancos de los consultorios externos del Ramón Madariaga, donde hay filas de personas desde la madrugada hasta el mediodía.

“Acá es imposible tenerlos porque como se deben ayudar mutuamente, no pueden estar solos y acá solamente hay sectores para hombres y mujeres y no tenemos enfermeras”, dijo Felicia Sotela González, directora del hogar de tránsito, al diario Territorio Digital.

“Es un problema social y como tal creo que las trabajadoras sociales del hospital deben hacer algo, sabemos muy bien que están hace mucho en esa situación, pero acá no les podemos ofrecer mucho más”, agregó González, al frente del hogar, que funciona gracias al apoyo de una ONG, desde hace dos años.

“Hace poco se nos murió una mujer, muchas veces tenemos que pedir un taxi para poder llevarlos al hospital porque las ambulancias nunca vienen acá (a unos 100 metros del nosocomio) es muy difícil todo”, concluyó González.