“Todo empezó casi como un chiste, una noche en Nueva York, con mis hermanos Jonathan y Jessica. Yo estudiaba en el Fashion Institute of Technology y tenía cinco prendas con cuero y piel que había diseñado. Como queríamos venderlas por nuestra cuenta en las grandes tiendas norteamericanas, se nos ocurrió inventar un personaje para que los “grossos” de la moda nos recibieran, aunque fuera por curiosidad. Así surgió Charlotte. En ese momento, ni nosotros creíamos que podía funcionar, pero funcionó.”
La historia de Melina Solnicki (29) parece sacada de una comedia romántica de Hollywood.
Esta argentina, que a los 18 años se fue a vivir sola a Nueva York porque quería actuar en Broadway, es desde hace cuatro años la diseñadora y dueña de Charlotte Solnicki, la marca elegida por celebrities como Madonna, Jennifer López y Britney Spears. Exporta sus diseños a 80 países y tiene tiendas propias en Saint Tropez, Buenos Aires y Punta del Este.
De Argentina al mundo. “Elegimos Punta del Este porque hoy ya es un lugar de jet set internacional. Acá tenés un público que compra sin fijarse en los precios”, explica Melina. Y basta estar un rato en la tienda para descubrir que la mayoría de sus clientas hablan inglés y pagan en dólares.“Tuvimos una repercusión increíble . La modelo Eva Herzigova gastó casi 10 mil dólares. No nos autorizaban la tarjeta porque creían que era un chiste”, comenta divertida. Christian Castro y su mujer se convirtieron en fanáticos de Charlotte y hasta le propusieron comprarle la franquicia para instalar tiendas en Miami y México. Entre sus clientas argentinas VIP figuran Isabel Menditeguy, la ex de Mauricio Macri, y Paula Robles y las hijas de Marcelo Tinelli.
—Vos diseñás, tu hermana Jessica produce y Jonathan se encarga de los números. ¿Cómo es trabajar con tu familia?
—No me imagino Charlotte sin mis hermanos. Los tres somos igual de trabajadores, ambiciosos y exigentes. Mi papá es arquitecto y mi mamá psicóloga, y al principio no me perdonaban que los hubiera llevado a ellos a prenderse en esta fantasía. Mi hermano, que estudiaba finanzas y trabajaba en un banco, cuando llegaron los grandes pedidos, renunció para ayudarme. Papá le decía que estaba loco, cómo iba a dejar todo para seguir a la hermana artista.
—Debe haber sido difícil abrirse camino sin muchos contactos.
—Los dos primeros años fueron caóticos. No teníamos mucha plata, cero idea de cómo encarar una producción grande y un pilón con órdenes de compra. Como fabricábamos en Argentina armamos la oficina en la casa de mis viejos. Era una locura. Pero hoy ya tenemos un edificio de cuatro pisos y 85 personas para nosotros.
—Empezaron de cero y hoy tienen una mega empresa, ¿cómo lo lograron?
—Creo que lo nuestro es una mezcla de talento y mucha audacia. Siempre fuimos caraduras y nos metimos donde nadie nos llamaba.
El futuro de Melina y sus hermanos es más que prometedor. Este 2007 lanzarán la línea para chicos y abrirán en Patio Bullrich. Pero ellos quieren más: “Me gustaría abrir más tiendas propias y consolidar la marca a nivel internacional como lo ha hecho Ralph Lauren. Quiero hacer crecer a Charlotte y para lograrlo no paro ni un minuto”.