Es casi un clásico: “la profesora no me aprobó porque me tiene de punto”. Eso pensó Juan Pablo Calandria, que en 2005 cursaba tercer año del Polimodal en la escuela provincial 34 de la ciudad de Rosario.
Su apreciación –certera o no- se convirtió en un problema cuando decidió plasmarla en una carta. Luego de tres exámenes consecutivos en los que fue desaprobado, la vicerrectora de la escuela le recomendó que elevara una nota a la directora, para pedir el cambio del tribunal examinador.
Según informa el diario La Capital, en la carta el adolescente de 18 años hablaba de “discriminación” y “maltrato” . Esa nota llegó a las manos de la profesora cuestionada, Ana María Degano.
La reacción de la docente de matemática aplicada no se hizo esperar. Calandria recibió días después una carta documento en la que pedía que se retractara o iniciaría una querella. Al tiempo, comenzó el juicio penal y una demanda por daños y perjuicios en la que la docente solicita una reparación de 5 mil pesos por daño moral.
En realidad, un decreto del ministerio de Educación santafecino establece que ante cualquier problema denunciado entre un alumno y un profesor, la escuela debe citarlos, realizar un sumario y, si es necesario, aplicar sanciones. Es decir, esa carta con la que el adolescente pedía que fuera otra la docente que lo evaluara nunca debió ser leída por la docente.
Además, está previsto que un alumno pida que se cambie el tribunal examinador luego de haber sido desaprobado en reiteradas ocasiones.
Sin embargo, mientras el proceso judicial seguía su marcha, el alumno y la profesora siguieron viéndose las caras, porque la docente nunca dejó de formar parte del tribunal. Tres veces más se presentó Calandria a rendir matemática y las tres veces fue reprobado por Degano.
Finalmente, el ministerio de Educación provincial envió al examen a una supervisora, por pedido de los padres y abogados del adolescente. La inspectora retiró las pruebas preparadas por la docente y escribió nuevos ejercicios en el pizarrón. Calandria finalmente aprobó la materia.
Sin embargo, la pesadilla continúa: el martes, la profesora y el alumno volverán a encontrarse en la audiencia de conciliación que fijó el Juzgado Correccional Nª9.