Esta mañana en pleno barrio porteño de Almagro se produjo un episodio insólito, que en medio de la vorágine de la rutina cotidiana, la curiosidad de todos los transeúntes y vecinos que presenciaron la situación.
Una yegua preñada que tiraba del carro de dos jóvenes cartoneros, sorpresivamente se detuvo. Sin dar más vueltas, el equino, llamado Elba, se echó al suelo.
Los conductores del carro pusieron una alfombra en el suelo para que el pequeño equino no nazca directamente sobre el asfalto. Finalmente, sin mayores complicaciones y ante la mirada de quienes se iban acercando, la yegua dio a luz un potrillito.
Vecinos curiosos. El extraordinario nacimiento en plena vía pública se produjo alrededor de las 10.30 en la esquina de las calles Acuña de Figueroa y Humahuaca. Una vez que se provocó el parto, la yegua y el portillo fueron trasladado a la vereda, frente a un local del Partido Comunista.
Las personas que se anoticiaron del nacimiento se acercaron. Varias personas, conmovidas por el imprevisto parto, comenzaron a tomar fotografías del recién nacido y su mamá.
Unas vecinas se acercaron con legumbres y frutas para que la yegua pueda reponerse luego del trabajo de parto. Como regalo, el animal pudo comer lechugas, manzanas y zanahorias obsequiadas por los habitantes de Almagro.
Según pudo observarse, la yegua se encuentra desnutrida por lo que comió copiosamente los alimentos que le ofrecieron. “Tenía mucho hambre”, dijo una mujer, quien admitió ser amante de los caballos. “Todavía no vino ningún veterinario”, se Indignó.
Bajos recursos. La policía de la Comisaría 9ª efectuó un corte del tránsito en la intersección donde se produjo el curiosos episodio. De esta manera, los efectivos policiales permitieron que la flamante madre pudiera descansar luego del parto. A su vez, a los conductores del carro se les abrió un sumario por “maltrato de animal”.
El comisario Héctor Lucas, quien asistió al potrillo, dijo al canal de noticias Crónica TV que “el periodo de gestación de los caballos es de 11 meses, a partir de los 7 u 8 meses ya no pueden trabajar”. Luego dijo que los cartoneros dijeron que “el caballo es alquilado”.
Algunos transeúntes se mostraron indignados con los propietarios del animal por hacerlo trabajar en esas condiciones. Otros, en cambio, pusieron más atención en las necesidades económicas de las personas de muy bajos recursos que dependen de la tracción a sangre para poder recolectar los cartones que le permitirán alimentar a sus familias de una manera honesta.
También hubo lugar para la simpatía y para una lección para una niña presente. “Ahora ya sabe cómo vienen los caballitos al mundo”, dijo su padre.