SOCIEDAD
las entradas costaban $ 800

Unas 250 mil personas vibraron con el Indio Solari en Olavarría

En una ciudad copada por fanáticos, el artista dio el que –dicen– podría ser su último concierto. Cobraban hasta por acampar en las veredas.

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Idolo. En marzo pasado tocó en Tandil. | Juan Obregon
Hace un año, en Tandil, se especulaba con que sería el último. Allí, con su enfermedad recién anunciada, Carlos “Indio” Solari tocó ante casi 200 mil personas. Pero anoche, los más de 250 mil fanáticos que coparon el predio de la cooperativa La Colmena, en las afueras de Olavarría, se sintieron privilegiados de compartir una nueva “misa”, esta vez con un despliegue técnico que fue, según los asistentes, “sorprendente”: en el enorme campo de 550 metros de largo y 270 de ancho se repartieron quince torres de sonido con iluminación led y un sistema de alta fidelidad que es el mismo que se usa en recitales de los Rolling Stones y AC/DC, entre otros.

“A vivir que son dos días”, fue la consigna que apareció en el Facebook oficial de Solari y que los fanáticos repetían como un mantra: en las redes sociales, los días previos al concierto se repetían los pedidos de “cuidarnos entre todos” y de “no olvidar que venimos aquí a cantar y bailar”.

Aunque el Indio salió al escenario pasadas las 21.15,  desde las 11 ya había más de 100 mil fanáticos listos para entrar. Mientras, en las afueras del estadio, se vendían remeras, banderas y las últimas entradas para los que llegaban sobre la hora. El resto esperaba pacientemente su turno: llegó a haber nueve cuadras de cola y las bajas temperaturas –no superaron los 17º– y la lluvia que se repitió a lo largo del día parecieron no molestar a nadie.

Fenómeno. En Olavarría, la revolución provocada por el encuentro de Solari –a quien el Concejo Deliberante local nombró ciudadano ilustre– y sus “feligreses” se hizo sentir toda la semana: como la cantidad de gente que llegó duplicó la de la población estable de la ciudad bonaerense, la municipalidad decidió habilitar setenta lugares de acampe “para que nadie se quede sin lugar para domir”, dijo el intendente Ezequiel Galli. Desde la Secretaría de Turismo, por su parte, confirmaron que las 1.400 plazas hoteleras de la ciudad ya estaban completas desde hacía diez días y que abrieron un registro de casas de familia y clubes que habilitaron sus jardines y quinchos para acampar. “Algunos alquilaron sus veredas a gente de afuera hasta por $ 14 mil y ofrecían carga para el celular o el baño para darse una ducha”, contó el periodista local Luis Ochi a Télam.

El tránsito también fue caótico: hasta última hora hubo caravanas de autos y micros que llegaban desde las rutas 3, 5 y 205. Durante el día, hubo demoras de hasta 40 minutos en varios tramos.