SOCIEDAD
Descansan en paz, pero a todo lujo

Van al cementerio y, de paso, practican deportes

El objetivo del San Diego Hills Memorial Park, en Indonesia, es que los seres queridos del muerto visiten con frecuencia la tumba. Contará con un lago, canchas de básquet y de fútbol y un restaurante.

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| AFP

En un césped digno de un terreno de golf, un grupo de indonesios vestidos de riguroso negro se congregan ante el féretro de un ser querido. Pero una vez terminado el oficio funerario, podrán darse un chapuzón en una lujosa pileta olímpica o remar en un lago artificial de ocho hectáreas.

Estos privilegiados enlutados forman parte de los primeros clientes del San Diego Hills Memorial Park, un cementerio de muy alto nivel que se presenta como la antítesis del cementerio indonesio corriente, descuidado, ruidoso y encajonado en las zonas habitadas.

En éste, no hay ninguna promiscuidad -el complejo está provisto de 500 hectáreas, 25 de ellas ya están listas- y nada de atascos: se puede llegar en helicóptero.

El San Diego Hills, en la ciudad de Karawang, a 46 kilómetros de Yakarta, contará pronto con un restaurante italiano de 200 cubiertos, pistas de bicicleta en medio de sus paisajes arbolados, canchas de basquet y de fútbol.

" Nos inspiramos en el concepto norteamericano o europeo del cementerio, en el que la belleza de los céspedes impecables y cuidados borra la impresión siniestra que se siente en los cementerios tradicionales", explica con entusiasmo Suziany Japardy, codirectora del San Diego Hills.

Su objetivo es fidelizar a los allegados del finado con el fin de que vuelvan con frecuencia y puedan hacer actividades de ocio.

"Después de visitar la tumba, nuestro clientes pueden aprovechar nuestras infraestructuras, almorzar en el restaurante o hacer deporte".

Una capilla destinada a celebrar matrimonios está situada en lo alto de una colina y ofrece unas vistas incomparables del lago... y de las tumbas. Una espaciosa sala moderna puede servir también para conferencias, cenas o desfiles de moda, según Japardy.

Yuli, una mujer de 32 años casada con un empresario del sector agrícola ha comprado cinco concesiones en el sector musulmán del cementerio, para ella, su esposo y sus familiares más cercanos.

"Al principio resulta extraña la presencia de un centro de actividades de ocio en el complejo de un cementerio. Pero enseguida pensé que era bueno poder salir de excursión para hacer una visita al panteón familiar".

Yuli pagó 80 millones de rupias (unos 8.700 dólares) para reservar indefinidamente sus concesiones, una precaución que ilustra las inquietudes de los habitantes de la isla muy poblada de Java donde escasean los terrenos.

Esto es aún más cierto en Yakarta, donde la competencia es dura para una plaza eterna a la sombra y donde las autoridades tomaron medidas en abril para poder embargar las concesiones cuando el titular no paga la renta.

" Cada tres años, la concesión debe renovarse, si no la propiedad expirará automáticamente y será transferida a otros", explica a la agencia AFP Muhammad Nahrowi, un responsable de los servicios funerarios de la capital.

Linda D. Ibrahim, socióloga de la Universidad de Indonesia, confirma las incertidumbres que pesan sobre los cementerios de Yakarta ante el empuje demográfico y la explosión urbanística. Esta socióloga subraya que las autoridades de Yakarta han trasladado sepulturas a los arrabales de la capital para edificar en su lugar hoteles de cinco estrellas o edificios de oficinas.

Amenazas como estás han llevado a Evelyne a adquirir una concesión en San Diego Hills para su madre, fallecida en abril.

" No quiero poner en peligro su tumba. Aunque me queda un poco lejos, tampoco pasa nada por aquí, nunca la molestarán", afirma esta mujer indonesia de 34 años.

Hasta el momento, sólo 150 personas han sido sepultadas en San Diego Hills.

Fuente: AFP