Un vuelo de Aerolíneas Argentinas con 340 pasajeros que debía salir de Ezeiza el domingo por la noche rumbo a la ciudad española de Madrid se retrasó 23 horas. La desagradable odisea que debieron padecer los transeúntes incluyó desde el fallo de un motor de arranque y un copiloto con problemas intestinales hasta la apertura de una puerta de emergencia que, ante la falta de desconexión de un dispositivo, activó la apertura de un tobogán inflable.
Ante la suma de inconvenientes que padeció el Jumbo Boeing 747-400 de la empresa nacional, que este año perdió 560 millones de pesos, el presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde,se comunicó con el jefe de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Jorge Pérez Tamayo. "No me vengan a hinchar las pelotas a mí. Hubo un problema mecánico. No hacemos medidas encubiertas. Si queremos parar, paramos todos los vuelos, no uno solo", le dijo el sindicalista, según el diario La Nación, a Recalde.
El vuelo debía despegar de Ezeiza alrededor de las 21 del domingo, pero el primero inconveniente que lo retrasó fue una falla en la unidad auxiliar de potencia, un aparato que se utiliza para que los motores arranquen. Inmediatamente, se buscó la solución en el grupo electrógeno, pero no hubo respuesta al momento. En ese momento, los pasajeros, al ver que las luces del interior del aparato comenzaron a titilar, entraron en pánico.
Solucionado el inconveniente, el avión comenzó a recorrer las pistas, pero esta vez, por un olvido, debió frenar en la mitad de la calle de rodaje. Es que uno de los tripulantes notó que no habían entregado unos documentos indispensables a la Fuerza Aérea y todos debieron volver al inicio.
"¡Va a pasar lo mismo que con el avión de Air France!", asegura el matutino que comenzaron a gritar los pasajeros. En ese momento, la tensión llevó a que 27 de ellos pidieran, a los gritos, que los dejen bajar de la aeronave. Además de la demora que generó el nuevo chequeo de las valijas, un auxiliar agregó un nuevo condimento al periplo: al abrir la puerta omitió desconectar el dispositivo que hace funcionar al tobogán de emergencia, que se desplegó rápidamente.
Ante la gran cantidad de problemas, la empresa decidió reprogramar el vuelo para las 16 del domingo. Algunos pasajeros volvieron a sus domicilios, mientras que otros se quedaron en hoteles aledaños. Como el horario de la tripulación había vencido, se tuvo que llamar a un nuevo piloto. Al final, el vuelo despegó ayer a las 20.
Los motivos. Mientras Pérez Tamayo redujo las 23 horas de demoras a desperfectos técnicos, Ricardo Cirielli, de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico, abrió el juego. "Los problemas mecánicos pueden haber significado, a lo sumo, media hora. ¿Y las 22 horas restantes? ¿Por qué el vuelo fue reprogramado para las 16 y no para la mañana? Me resultan sospechosas tantas cosas juntas", comentó.