Ocurrió hace unos días y la sección "Espía" del diario Perfil lo contó en su edición de hoy: Zulemita Menem hija, Zulema madre, el pequeño Luca y una mucama comían en el restaurante Pepino, donde sus presencias son habituales. El menú no era ostentoso, todo lo contrario. Sin embargo, el cariz de la velada iba a mutar rapidamente de gastronómico a boxístico. Es que un ciclista las divisó desde la vereda y luego de observar al grupo durante algunos minutos, cuando tuvo su atención les dedicó un gesto de obviedad absoluta: dedo mayor extendido con el resto del puño cerrado.
No menos elocuente fue el segundo capítulo del "digalo con mímica" que llegaba desde la calle: mano abierta y dedos que comienzan a cerrarse empezando desde el meñique. Cualquier semejanza con la gestión menemista no fue mera coincidencia.
Y allí Zulemita consideró que el ciclista había cruzado la línea: se levantó como un rayo y en cinco segundos le había sacado el casco y hecho una doble nelson, digna del mismísimo Martín Kadaragian. Zulema ayudaba con el aliento. La novia del ciclista intentó ayudarlo y se llevó una cachetada riojana de las auténticas.
La batahola duró algunos minutos, debiendo señalarse que tanto los parroquianos como los mozos estaban incodicionalmente del lado de la belicosa Zulemita.