Paul Chambers es un contador de 26 años, fanático del fútbol y del cine, que hasta enero de este año llevaba una vida común y corriente en Doncaster, Inglaterra. Es también uno de los millones de usuarios de twitter, una de las redes sociales más populares cuyos miembros envían mensajes breves sobre qué están haciendo o pensando.
Fue precisamente el uso de twitter lo que lo metió en problemas. En la madrugada del 6 de enero pasado, Chambers llegó al aeropuerto Robin Hood de la localidad de Doncaster, donde debía abordar un vuelo hacia Irlanda. Al enterarse de que la terminal aérea estaba clausurada, escribió en la red social: "El aeropuerto Robin Hood está cerrado. Tienen una semana y un poco más para arreglarlo o lo hago explotar".
La policía británica sólo se enteró del mensaje varios días después, cuando un gerente del aeropuerto, Shaun Duffield, buscó mensajes sobre Robin Hood en la red social y encontró lo escrito por Chambers. El "tweet" del contador no tuvo ningún efecto sobre las operaciones de la terminal aérea, y el jefe de seguridad del aeropuerto lo consideró "poco creíble", pero se vio obligado a alertar a las autoridades.
Y las autoridades se tomaron la broma muy en serio: Paul Chambers fue arrestado en su trabajo, una distribuidora automotriz. Le sacaron su computadora, su iPhone, borraron el mensaje "amenazante" y -tras ser liberado bajo fianza- le prohibieron usar el aeropuerto de por vida. Además, por haber sido detenido en su oficina, el contador terminó perdiendo su empleo, informó el diario británico Daily Telegraph.
"Estaba decepcionado y frustrado por el cierre del aeropuerto", explicó Chambers ante la justicia. "Sólo envié un mensaje en twitter. Mis seguidores sabían que iba a volar a Irlanda del Norte y lo mucho que lo esperaba, sólo estaba ventilando mi frustración", agregó. También argumentó que, considerando los 600 mensajes que se envían a Twitter por segundo, era poco probable que alguien lo leyera "en vivo".
Su abogado sostuvo que el mensaje podría ser considerado inmaduro, falto de gusto e inaceptable, pero que no constituía un crimen. El juez Jonathan Bennett opinó lo contrario, que el mensaje era amenazante, y declaró a Chambers culpable, ordenándole pagar 1.000 libras esterlinas (unos 6.000 pesos) de multa. El contador se rehusó a hacer comentarios, pero en sus mensajes de twitter afirmó que considera apelar el fallo.