Los problemas ambientales del mundo contemporáneo son, en su gran mayoría, causados por la acción directa e indirecta de factores antropológicos. Es así como el papel del ser humano ha adquirido, sobre todo en las últimas décadas, una función esencial en cuanto a los impactos en el medio ambiente, que en la actualidad constituye, en muchos sentidos, una verdadera preocupación.
Los seres humanos incesantemente han buscado en los recursos naturales la fuente de su desarrollo y la creación de riquezas. Pero, con ello se ha comprometido fuertemente la capacidad del medio ambiente para generar bienestar y lograr su sostenibilidad; afectando la salud y expectativas de vida de los habitantes de la Tierra. Volver a restablecer una sana relación entre la economía, la naturaleza y la comunidad constituye el gran desafío planteado por los problemas del medio ambiente. Se puede afirmar que no hay desarrollo sólido, integral y permanente si no existe simultáneamente crecimiento económico, equidad social y conservación del medio ambiente.
Más saber, más trabajos. Por lo anterior, desde hace un tiempo emerge la necesidad de un saber ambiental, donde la concientización de la complejidad del medio se convierta en un punto de partida para asumir su dimensión. Por ello en los últimos años, crecen las ofertas universitarias a nivel mundial de carreras vinculadas al medio ambiente. Mientras crece el número de inscriptos en dichas carreras, aumenta la oferta de puestos de trabajo, en empresas que deben cumplir ciertas normas o lograr certificaciones internacionales lo que ha llevado a un número progresivo de empresas, instituciones y gobiernos a crear una nueva función: la del responsable en medio ambiente.
Para un número creciente de empresas, instituciones, etc., tener una política adecuada de protección del entorno se ha convertido en una cuestión de rentabilidad. Esto sucede cuando se dan cuenta de que es más rentable prevenir los riesgos ambientales que actuar cuando éstos se han producido, comúnmente llamado ecoeficiencia; o cuando toman conciencia de que el medio ambiente constituye una preocupación creciente de los consumidores, y que una política respetuosa con su entorno puede resultar una poderosa herramienta de marketing, mientras que una actuación nociva para el medio ambiente puede dañar considerablemente su imagen e imposibilitar la competitividad tanto interna como externa.
Ser ambiental. Por todo esto, la demanda laboral de especialistas en medio ambiente crece en forma sostenida desde el año 2003. Organizaciones internacionales estiman que para el año 2030 los puestos de trabajo relacionados con la protección y gestión ambiental generaran alrededor de 20 millones de empleos a nivel mundial y destacan en ese ámbito a Latinoamérica, como la región que concentra una gran demanda de este tipo de profesionales.
La Fundación Forum Ambiental (España), realizó un estudio que permitió clarificar las competencias necesarias para cubrir con éxito las funciones y responsabilidades de esta profesión emergente, concluyendo que las funciones del gestor ambiental requieren competencias no sólo técnicas sino también competencias de carácter estratégico, organizativo, y relacional.
Al tratarse de una figura de carácter fundamentalmente técnico, es natural que las competencias técnicas sean las que tienen un mayor peso específico en el perfil. Dentro de estas competencias hay que distinguir dos grupos. Por un lado, están las competencias puramente técnicas, que son las que tradicionalmente ha desarrollado el responsable ambiental, y que se centran en el seguimiento y control del impacto ambiental de las actividades de la empresa. Y por otro lado, se detecta un segundo grupo de competencias, también técnicas, pero que incorporan una importante vertiente estratégica y de identificación de las oportunidades de mejora de la competitividad de la empresa desde el punto de vista ambiental.
Las competencias organizativas están cobrando cada vez más importancia a medida que las empresas e instituciones, se animan a implantar sistemas de gestión ambiental. Igualmente importantes para el perfil son les competencias relacionales porque dentro de las funciones del gestor ambiental cobran importancia las relacionadas con la comunicación, sensibilización y la formación. El camino hacia la excelencia ambiental no sólo implica cambios tecnológicos, productivos y organizativos; también cambios culturales y de valores. Los cambios en la tecnología o en la organización de la producción suelen tener como consecuencia cambios en la forma de pensar y de trabajar (reestructuración de organigramas, cambios en la distribución de los lugares de trabajo, incorporación de nuevas tareas, cambios de hábitos, etc.), que muchas veces generan resistencias y oposición y que es necesario saber gestionar.
Por último, el perfil de un gestor ambiental, requiere un último grupo de competencias transversales, comunes a otros perfiles directivos, con un alto contenido relacional. Son las competencias relacionadas con la capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo, la capacidad de innovación y de adaptación a los cambios, la capacidad organizativa y de gestión, y la capacidad de comunicación.
Las currículas universitarias en medio ambiente permiten formar tanto profesionales capacitados en el diseño, la aplicación, y la gestión de procesos, productos y servicios tecnológicos para la prevención, el control y remedio de problemas ambientales (ingenieros ambientales) como gestores especializados en el análisis de la relación entre la actividad humana y el ambiente, procurando una interacción armónica que conduzca a evitar desequilibrios que terminan afectando la calidad de vida en la Tierra, capaces de prevenir, corregir y remediar problemas ambientales detectados en su ámbito de actuación (Licenciados en Gestión Ambiental, Licenciados en Medio ambiente).
Objetivos de desarrollo sostenible
La naturaleza es objeto y los humanos objeto-sujeto de la gestión ambiental. Es decir, de nuestra actuación como sujetos dependerá la sustentabilidad de la naturaleza y de la sociedad, ambos objetos de la gestión. Gracias a esto, se ha impuesto el concepto y la práctica de la gestión ambiental, a la luz del desarrollo sustentable. (Rafael Darío Muriel).
Las Naciones Unidas plantearon recientemente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En esta agenda se declaran los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La protección del medio ambiente es así, uno de los retos más importantes al que la humanidad ha comenzado a hacer frente, debiendo existir un firme compromiso de la sociedad encaminado a la protección de éste, por lo que se hace necesaria la gestión ambiental.
Es en este contexto donde cobran relevancia los centros de formación, que vienen ampliando la oferta académica a través de diferentes carreras de grado y posgrados, con el foco puesto en la sustentabilidad.
*Directora de las licenciaturas en Gestión Ambiental y en Higiene y Seguridad Laboral, Universidad Blas Pascal.