Marcas, empresas y organizaciones inmersas en un contexto volátil, complejo y ambiguo, demandan equipos capaces de surfear con éxito desafíos teñidos de incertidumbre.
Introducir en las organizaciones la cultura de la innovación implica adoptar el deseo intransferible de salir del statu quo. Salir de la zona de confort de las marcas requiere liderazgos horizontales, capaces de asumir riesgos de manera orgánica y desarrollar la tolerancia a la incertidumbre de forma amigable. Aceptar que no hay verdades únicas y desarrollar la empatía con el entorno son el puntapié para adoptar modelos innovadores de gestión.
Design Thinking es el proceso propio del pensamiento de diseño que define los pilares de la Innovación y es aplicable a todas las categorías, rubros o industrias. La tecnología, la educación y el desarrollo emprendedor son las disciplinas que adoptaron primero esta metodología de construcción de soluciones.
Otra forma de pensar
El Diseño en sí mismo es un proyecto de acción que propone una solución. Diseñar es la capacidad de reorganizar ideas, datos precedentes o limitaciones tecnológicas para producir algo nuevo, un aporte original, único, una solución eficaz a un problema preexistente o nuevo.
El pensamiento de diseño combina la capacidad cognitiva de asociar ideas o antecedentes con la capacidad de ejecución de esas ideas a través de un plan de acción eficaz. Es un proceso de construcción que incluye de forma orgánica al usuario, fuente de información estratégica para alcanzar una solución.
Los modelos de pensamiento lineales y acumulativos, basados en la lógica tradicional potenciarán sus resultados a medida que migren al pensamiento de diseño. La pregunta es ¿están las marcas y las organizaciones dispuestas a asumir el compromiso de abandonar su zona de confort y adoptar el pensamiento de diseño como motor de la innovación?
Sabemos que los modelos productivos vigentes hasta la primera década del 2000 se han invertido. El modelo tradicional que valoraba en primer término la factibilidad técnica, la viabilidad económica, la sustentabilidad ambiental y la sostenibilidad social, se ha invertido y hoy, una sociedad denominada “responsable” demanda en primer lugar la sostenibilidad social, luego la sustentabilidad ambiental, la viabilidad económica y da por sentada la factibilidad técnica. Las marcas que no interpreten este nuevo orden del modelo productivo, parecen estar condenadas a desaparecer.
Para poder migrar de modelo es necesario abrazar los rasgos esenciales de la creatividad que son la columna de la innovación: fluidez (relacionada con el pensamiento divergente y su capacidad de aportar variedad y cantidad de ideas); flexibilidad (relacionada con las reinterpretaciones y reorganizaciones de ideas o conocimientos preexistentes) y la elaboración (capacidad de transformar la información y adaptarla a usos nuevos).
Para alcanzar este modelo de construcción de nuevas ideas resulta indispensable diseñar equipos de trabajo en los que la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad sean sus ejes constitutivos. La clave de la eficacia del pensamiento de diseño o Design Thinking radica en la capacidad de, descubrir, anticipar y plantear los problemas. Formular la pregunta que dispara la fluidez, la flexibilidad y la elaboración del momento creativo, es el capital inicial del pensamiento de diseño.
La metodología del pensamiento de diseño se sostiene en cuatro pilares. En todos intervienen la acción y la reflexión sobre la práctica. La primera fase está relacionada con la Empatía y se desarrolla activando researchs que nos brinden datos sobre las preferencias, los hábitos y las necesidades de usuarios reales, no imaginarios. Se trata de indagar de manera directa con el usuario real cuáles son las problemáticas, los sueños y los ideales. Empatizar nos permite entender e interpretar el presente del usuario. Con esta información, generalmente dispar y difícil de clasificar, el pensamiento de diseño encara la segunda fase que es la fase de Ideación. La utilización simultánea de pensamiento divergente y convergente nos permite formular la pregunta correcta que encausa la definición del problema a resolver. Requiere de equipos
interdisciplinarios que aplican miradas transdisciplinares al problema en cuestión. Es la fase que nutre al resto del proceso. Una vez planteado el problema, siempre de manera preliminar, porque el pensamiento de diseño en sí mismo es un proceso abierto, encaramos la fase “construcción” o articulación de la solución, denominada Diseño. Esta fase requiere de una de las habilidades más difíciles de desarrollar: detectar el peso relativo de cada atributo de la propuesta según su relevancia, para dar solución al problema. Durante esta fase se desarrolla el proceso de prototipado o planteo de posibles soluciones. La cuarta fase es la de Prueba o testeo de soluciones e incluye momentos de iteración. Iterar una potencial solución permite desarrollar aproximaciones sucesivas a la solución, partiendo de una estimación inicial. Esta fase posibilita generar soluciones validadas durante el mismo proceso de construcción de la solución.
Idear, construir, probar y redefinir soluciones son los ejes del pensamiento de diseño aplicables a otras categorías o industrias.
La industria de las Tecnologías es una de las que adopta primero el pensamiento de diseño para el desarrollo de nuevas soluciones. La necesidad de utilizar el pensamiento de diseño en Tecnología surge de la propia estructura genética de la categoría basada en la precocidad del descarte o la obsolescencia programada. La velocidad de los cambios y la percepción del tiempo obligaron a los desarrollos tecnológicos a abordar problemas desde la perspectiva del pensamiento de diseño. Las etapas de maquetación y prototipado se someten al proceso de iteración que les permite validar posibles caminos en el mismo momento en el que se van desarrollando las soluciones. Compañías como Apple o Amazon son ejemplos de la utilización de esta metodología. Ambas compañías comparten la problemática de ofrecer al mercado productos y servicios de manera simultánea. La validación en tiempo real de posibles soluciones o nuevos desarrollos significa una optimización de recursos económicos y financieros, al mismo tiempo que ahorra a las marcas el mal momento de lanzar al mercado productos y servicios que deterioren su posicionamiento. Utilizar el pensamiento de diseño y en particular la fase de iteración requiere de modelos de gestión corporativa ágiles, dispuestos a cambiar el rumbo cuando la validación de prototipos con los usuarios reales, así lo requieran.
Las compañías de tecnología han implementado las denominadas metodologías ágiles, que tienen su anclaje en el pensamiento de diseño. Estas metodologías adaptan la forma del trabajo a las condiciones del proyecto a desarrollar. Mejoran la satisfacción del cliente porque el usuario está involucrado directamente en el desarrollo de la solución, permiten ahorrar tiempo y disminuir costos, al mismo tiempo que estimulan la motivación del equipo, ya que la naturaleza misma del proceso, permite a cada integrante del equipo de trabajo tener acceso a la información y al status de todas las fases del desarrollo. Esta metodología optimiza la velocidad y la eficacia de las soluciones, con todos los beneficios que esto supone para las marcas.
Además impulsaron los modelos UX (experiencia de usuario) y UI Interfaz de usuario para el desarrollo de soluciones digitales universalmente aplicables a toda industria o categoría. La experiencia de usuario refiere a lo que siente una persona al utilizar un producto, servicio o sistema y la interfaz de usuario es el medio que facilita la interacción del usuario con un sistema.
Metodologías ágiles, modelos de experiencia de usuario e interfaz de usuario son ejemplos de la utilización del pensamiento de diseño para el desarrollo de soluciones transferibles a múltiples categorías como la industria del entretenimiento, los medios de comunicación y sus plataformas transmedia, plataformas de distribución de música, nuevos modelos de negocio para la industria del turismo, como Airbnb. Otros ejemplos son las plataformas de e-commerce o marketplaces, las plataformas de crowdsoursing y crowdfunding que modificaron los modelos tradicionales de financiación.
Los emprendedores utilizan en sus desarrollos, no solo tecnológicos, sino de servicios y productos, la denominada metodología Lean, basada en Design Thinking. Esta metodología les permite idear, testear y redefinir soluciones. El proceso genera un aprendizaje validado que permite definir un modelo de negocio asertivo. Cuantas más hipótesis se validan, mejores son las bases del modelo de negocio. Permite validar hipótesis arriesgadas rápido y a bajo costo. El hackathon, que es un encuentro de desarrolladores para alcanzar soluciones colaborativas, es un formato que adopta los rasgos esenciales del pensamiento de diseño.
¿Design thinking en educación?
Sí, claro. Los modelos de aprendizaje por proyecto son un ejemplo de la aplicación de la metodología de Design Thinking. El modelo finlandés ha trabajado desde esta metodología. El aprendizaje por proyectos abraza todas y cada una de las fases del pensamiento de diseño. Al estar centrado en el usuario, el estudiante es parte activa y protagonista del proceso en el que desarrolla habilidades esenciales como la empatía, la curiosidad, la observación e interpretación de comportamientos e información, el trabajo en equipo y la creatividad. Es un modelo que alienta orgánicamente el trabajo colaborativo y favorece la mejora continua al impulsar la reflexión sistemática sobre la práctica. Desaparece el concepto de evaluación a través de exámenes y es reemplazado por la validación positiva de las soluciones aportadas por los estudiantes. El pensamiento de diseño, en su aplicación cotidiana para el desarrollo de soluciones tiene un componente eminentemente visual que facilita la comprensión de conceptos complejos. Esta metodología impulsa la motivación interna de los estudiantes, al centrar la recompensa en la solución misma del problema y no en un agente externo como una nota. El proceso de aprendizaje profundiza la capacidad de sintetizar al empatizar y definir hipótesis, la posibilidad de potenciar la conceptualización al idear modelos, la posibilidad de hacer visibles esos conceptos al desarrollar prototipos para validar y la habilidad de iterar al testear y validar propuestas. La figura del docente se centra en la capacidad de guiar y acompañar el proceso. Es un proceso dinámico y multidireccional.
Disciplinas como la publicidad, el branding, las relaciones públicas y las comunicaciones en general, se ven ampliamente beneficiadas al ofrecer a sus clientes (marcas y organizaciones) soluciones basadas en la metodología de Design Thinking. Recordemos que es un proceso que permite anticipar problemas, hábitos de consumo, preferencias y estilos de vida. Design Thinking es la metodología que posibilita a las marcas redefinir su misión y adaptarse a los cambios con la velocidad que requieren los nuevos hábitos de consumo.
Conscientes de la relevancia de la metodología, empresas como IBM desarrollan nuevas ofertas de servicios, como IBM Design, basadas en la aplicación del modelo Design Thinking. IBM Argentina, en convenio con la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo lanzan el Laboratorio de Innovación Innovation Lab IBM-DC. El Laboratorio propone poner en práctica el “Pensamiento de Diseño o Design Thinking” para explorar, diseñar e implementar soluciones innovadoras sobre problemas y desafíos actuales y futuros de nuestra sociedad.
El jueves 20 de abril, a las 18:30 hs. en el lanzamiento del Innovation Lab IBM-DC, bajo el título Design Thinking, otra forma de pensar ambas instituciones presentan los ejes fundamentales del laboratorio de Innovación y Diseño, un espacio interdisciplinario diseñado para formar expertos en procesos de innovación que aporten soluciones concretas a problemas reales.
María Elena Onofre es directora del Innovation Lab IBM-DC de la Universidad de Palermo
Universidad de Palermo – Facultad de Diseño y Comunicación