UNIVERSIDADES
disminucion de la brecha

Ellas mandan en el aula

Aunque los indicadores de estudiantes, docentes e investigadores revelan históricas desigualdades de género en el mundo académico, en los últimos años el proceso se ha invertido y actualmente existen universidades en las que las mujeres lideran los rankings.

default
default | Cedoc

Como en tantos otros países de la región y del mundo, los indicadores económicos, sociales y educativos de la Argentina ponen en evidencia las desigualdades en perjuicio de las mujeres. En dimensiones como empleo, remuneraciones, participación política o desempeño de cargos de dirección en el sector público y privado se advierten asimetrías asociadas a la condición de género que aún no han sido superadas. Sin embargo, una mirada histórica permite advertir algunas transformaciones en ciertos planos de esa desigualdad que no han emergido de modo espontáneo, sino que son el resultado de una labor sistemática del movimiento social de mujeres, en principio, y, un tiempo después, de iniciativas de Estados y organismos internacionales.

En ocasiones los cambios en las brechas de indicadores para mujeres y varones han llegado a configurar una desigualdad de género invertida: situaciones en las que los indicadores asumen valores más favorables en las mujeres. Si bien la expresión para denominar la reversión de una relación de indicadores entre varones y mujeres no resulta del todo pertinente (ya que pasa por alto una estructura de desigualdad que es centralmente cualitativa y no cuantitativa) resulta sin embargo sugestiva para tematizar los cambios que se vienen produciendo en algunas dimensiones. En la Argentina, y para las últimas décadas, se advierte justamente esta tendencia en los indicadores educativos.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Asistencia escolar. La evolución de la brecha de género en la asistencia escolar de adolescentes de 12 a 17 años muestra que recién hacia el año 1980 la Argentina había alcanzado la paridad. Por una parte, hacia fines del siglo XIX las adolescentes tenían tasas que resultaban entre 25 y 30% más bajas que las de sus pares varones. Los datos para 1970 resaltan que la brecha seguía existiendo, si bien se había atenuado hasta el 5%. Desde 1980 en adelante se advierte que el indicador de asistencia resulta algo superior entre las mujeres. Los dos últimos censos permitirían hablar de una estabilización en las diferencias entre sexo en torno al 3 o 4%

El nivel educativo alcanzado. La tendencia en la evolución histórica señalada para la brecha de asistencia adolescente es similar a la observada en los niveles educativos alcanzados por la población adulta. Considerando como indicador al porcentaje de la población adulta (20 años y más) con nivel secundario completo o más, se advierte que todavía en el año 1970 las mujeres registraban un nivel de educación algo inferior al de los hombres (10,9% vs. 11,9%). Es en el censo de 1980 donde se identifica una paridad completa en el indicador: 17,3% en las mujeres y 17,4% entre los hombres. A partir de entonces, la diferencia a favor de las mujeres se va incrementando hasta 2010, cuando las mujeres registran una tasa de conclusión de secundaria que resulta 12,8% superior a la de los hombres (38,5% vs. 34,2%).

Asistencia y finalización del nivel universitario. Esta diferencia a favor en los últimos años se observa asimismo en el total de mujeres que han alcanzado el nivel universitario completo frente a los varones. Para el año 2010, mientras que un total de 919.030 mujeres adultas había finalizado su formación universitaria, una cantidad de 760.768 varones había llegado a este nivel. En ese mismo año, asistían a un establecimiento universitario 727.787 mujeres y 556.581 varones. Al comparar con el censo anterior, podemos observar (ver gráfico) una tasa de crecimiento de la asistencia de 40% para las mujeres y de 34% para los varones. Es decir que, además de en términos absolutos, la tendencia al crecimiento de las mujeres en el período comparado ha sido mayor que la de los varones.

Es necesario precisar que el acceso a la educación es sólo una de las dimensiones del hecho educativo, importante pero probablemente cada vez menos importante en función de que la universalización de la escolaridad va generando la reducción del problema y también de las brechas en su interior. La masificación de la asistencia escolar desplaza las escenas de desigualdad hacia otros planos. Es en este sentido que se requieren abordajes de la desigualdad de género en educación que trasciendan el acceso para enfocarse en los diferenciales de resultados e impactos (no sólo, ni principalmente, económicos) de la educación en mujeres y varones.

 

Analfabetismo

Si se considera el fenómeno de la alfabetización, el primer censo de población realizado en el país en 1869 evidencia que la tasa de analfabetismo de las mujeres era 10 puntos porcentuales superior a la de los hombres (79% vs. 69%).

Treinta años después, en el segundo censo (año 1895), las diferencias seguían resultando significativas aunque se observaba una tendencia a la reducción hasta los 8 puntos porcentuales (49% vs. 41%). En 1914 la diferencia se había reducido un punto más hasta 7 (41% vs. 35%).
Hacia 1947, las tasas de analfabetismo de mujeres y hombres se habían reducido marcadamente. Las desigualdades educativas medidas en función de la brecha entre tasas también se habían estrechado hasta los 3 puntos porcentuales (15% vs.12%). De todos modos, las distancias relativas entre las tasas de mujeres y hombres seguían siendo importantes (una brecha de 25% entre ambas tasas) y persistía una situación muy desigual según regiones del país.

En los dos censos siguientes (1960 y 1970) continúa atenuándose la distancia entre las tasas de mujeres y hombres pero ya a un ritmo menor debido a las mayores dificultades que siempre se observan para avanzar en los indicadores que están próximos a su nivel máximo (en este caso, 100%). Tanto en 1960 como en 1970 las diferencias en la tasa de analfabetismo se ubicaban en torno a los 2 puntos porcentuales.
Desde el censo de 1970 en adelante se advierte una caída marcada en las brecha por género de la tasa luego de casi 100 años en los que ese indicador se había mantenido oscilante entre el 14 y el 29%.

Desde 1980 el descenso en la brecha entre hombres y mujeres es sistemático para anularse en los años 2001 y 2010 con tasas de analfabetismo del 2% en ambos sexos.

 

*Investigadores del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica de la Provincia de Buenos Aires (Unipe).